Paisaje y cambio territorial en Teulada Moraira
Un profundo análisis de la importancia del paisaje en Teulada Moraira, elaborado por el experto en materia turística, Alejandro Llobell.
El concepto de paisaje considerado como un simple trasfondo estético de la actividad humana hasta la actual tendencia, la cual define el paisaje como un recurso ambiental, ha ido, cada vez más, tomando importancia, transformándose en un valor global de cualquier destino turístico, independientemente del perfil socioeconómico de la demanda.
En este sentido, numerosos actores subrayan la contribución del paisaje a la cualificación, diversificación y mejora de los destinos turísticos (Nogué, 1989, Montfort, 1999). Y es que el paisaje, como manifestación de los procesos territoriales, constituye uno de los principales recursos turísticos en el sentido más amplio, garantizando la continuidad a medio y largo plazo. De esta forma, el paisaje es portador de una relevancia especial desde el punto de vista del márquetin turístico, ya sea desde la promoción – se considera un importante elemento de la imagen del destino como también del producto- por ser un factor clave en los nuevos segmentos de mercado (turismo rural, ciclo turismo, senderismo, etc.). De hecho, el paisaje es la imagen de lo que se desea visitar, y, en muchos casos, la contemplación de un paraje constituye por sí mismo un motivo para el viaje. Según se desprende de una encuesta sobre vacaciones del Studienkreis für Turismus del año 2008, el 50% de la población alemana alegaba como principal motivación para sus vacaciones el disfrute de la naturaleza, y, entre sus motivos para seleccionar un determinado destino, los bellos paisajes y el entorno limpio (Boers i Bosch, 1995). En las mismas directrices, Holden (2000) señala que el 46% de los turistas alemanes que el paisaje es preludio de un ambiente y una atmósfera relajada, factor importante para disfrutar de una experiencia turística de calidad. Estas tendencias aparecen asimismo reflejadas en los datos de la Comisión Europea (2002) donde, a partir del eurobarometro 1997-1998 se afirmaba que el criterio más relevante en el momento de elegir un destino es el entorno donde se desarrolla la experiencia turística con un 50% de preeminencia.
En este marco, el paisaje se entiende como un recurso ambiental que incorpora, más allá del medio natural, el medio humano y su incidencia en el tiempo. De esta manera, es necesario que el paisaje sea objeto de gestión y planificación no solo desde una perspectiva geográfica, sino también turística, de forma que la concepción del modelo territorial incorpore también calidad paisajística con la finalidad de contribuir positivamente al bienestar de los residentes y por ende de la experiencia turística. En este sentido, (Bardolet, 2007) señala que “la percepción del turista sobre el paisaje es el indicador más representativo de la calidad del medio ambiente, mientras que para los residentes, resulta más un indicador de calidad de vida”.
![[Img #32504]](http://teuladamorairadigital.es/upload/images/06_2020/5495_teulada-benimeits.jpg)
El Convenio Europeo del Paisaje, ratificado por España el 26 de noviembre de 2007 (BOE, 5 de febrero de 2008), constata que el paisaje es un recurso favorable para la actividad económica así como también la calidad de vida de la población. En cualquier caso, reconociendo el derecho de la ciudadanía a disfrutar del paisaje, advierte que las prácticas en materia de ordenación del territorio, urbanismo, transporte, infraestructuras y turismo, contribuyen en la aceleración del proceso de transformación. Este hecho, obliga a tomar medidas de carácter general centradas fundamentalmente, en el reconocimiento, definición y caracterización del paisaje, la aplicación de políticas de gestión, protección e integración en las políticas territoriales, económicas, socioculturales y ambientales.
La ausencia de una planificación coherente, el uso y explotación del territorio se realiza muy a menudo en condiciones de escasa sensibilidad hacia el impacto que generan sobre el paisaje, circunstancias que explican la galopante degradación del territorio. En cierto modo, el impacto paisajístico principal corresponde a la intrusión visual provocada por las edificaciones en altura que desfiguran las características del paisaje litoral. No obstante, más allá del impacto visual, el desarrollo de infraestructuras, urbanizaciones, parcelaciones y construcciones, conllevan transformaciones intensas y perdurables del medio natural, el abandono de la actividad agrícola y la perdida de flora y fauna que afectan igualmente el paisaje.
De todas formas, la intrusión paisajística del desarrollo turístico-inmobiliario no debe interpretarse como un fenómeno exclusivamente de diseño, sino como el resultado de la concepción global del fenómeno turístico anteponiendo el aspecto cuantitativo a corto plazo siendo poco respetuoso con la calidad del entorno natural, forestal o agrícola. El resultado obtenido, evidencia un paisaje extremadamente vulnerable de elevada fragilidad que ha descuidado el equilibrio necesario entre los diversos usos territoriales como el forestal, natural, agrícola y urbano con el consiguiente riesgo de perder sus principales valores. Es notorio, que una de las características del espacio construido es la permanencia en el tiempo lo que confiere al paisaje el carácter de recurso limitado y no renovable.
![[Img #32503]](http://teuladamorairadigital.es/upload/images/06_2020/7993_paisaje-bancales-teulada-moraira.jpg)
De esta manera, desde una perspectiva de desarrollo turístico, tan importante es mantener y mejorar el paisaje como soporte y recurso de la actividad turística, como garantir que dicha actividad no actúe en detrimento del paisaje. De acuerdo con esta concepción, la gestión del paisaje requiere en cierta manera una urgente reinterpretación con una visión que integre mayor implicación social, económica y ambiental de su deterioro, favoreciendo la conservación del patrimonio natural y rural del municipio. En este sentido, referente a la protección resulta clave:
- Valorizarlo desde la base del conocimiento y la articulación de un sistema de indicadores de calidad.
- Conservarlo desde la perspectiva del mantenimiento y el equilibrio de los componentes que lo integran y el respeto del entorno natural.
- Un plan de mejora desde el fomento de la identidad comarcal y el impulso de los valores potenciales, compatibles con una puesta en valor del medio natural y rural.
- Integrar el paisaje y el medio rural en cualquier dimensión de la gestión turística (planificación, gestión, promoción, etc.) maximizando el carácter activo que fundamenta una gran parte de las motivaciones del turista.
No obstante, más allá de las actuaciones orientadas a mantener la armonía entre los diferentes componentes del paisaje con la finalidad de garantir que los impactos futuros sean más respetuosos y menos depredadores, es urgente reorientar el crecimiento desde un punto de vista cuantitativo y aceptar la actual madurez del sistema, posibilitando un proyecto que asuma que el paisaje y el territorio son activos básicos para mantener la competitividad turística.
Todas estas propuestas, están observadas en la Carta Europea de Ordenación del Territorio (Consejo de Europa, 1983), la Carta de AArlborg (1994), Convenio Europeo del Paisaje (2000) ratificado por España el año 2007, Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía ((2006), Carta del Paisatje del Priorat (2012), etc.
El paisaje de bancales de la comarca de la Marina Alta, declarado el año 2018 Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por UNESCO, puede ser un activo turístico diferenciador como elemento natural en la actual situación post-pandemia. De todos es sabido el gran cambio estructural que se avecina en todos los ámbitos y sistemas conocidos por la explosión del COVID-19. Todo lo aceptado socialmente, hoy, en parte, ya no sirve, especialmente todo lo referente a la industria del ocio y tiempo libre. Los recursos turísticos sufren un cambio estructural en la demanda; lo conocido desde la explosión del turismo en los años cincuenta del siglo pasado está cambiando; la demanda post-fordista abandona lentamente los hábitos adquiridos; nuevos destinos emergentes compiten en calidad; el principal recurso –sol y playa- pierde lentamente liderazgo; el progresivo agotamiento y saturación de los destinos del litoral es notoria; la falta de innovación, etc.
Se imponen tiempos de reflexión, estudio, cohesión social, una amplia perspectiva general de la sostenibilidad, uso racional del territorio, integración de nuevos proyectos, recuperación y puesto en valor del patrimonio cultural, especial atención al paisaje, innovación permanente y sobre todo gobernanza, gobernanza de los destinos en su más amplio sentido.
Este análisis está firmado por, Alejandro Llobell Dalmau, uno de los expertos más importantes en turismo de Teulada Moraira. Actualmente ostenta el cargo concejal en el actual equipo de gobierno del municipio.
El concepto de paisaje considerado como un simple trasfondo estético de la actividad humana hasta la actual tendencia, la cual define el paisaje como un recurso ambiental, ha ido, cada vez más, tomando importancia, transformándose en un valor global de cualquier destino turístico, independientemente del perfil socioeconómico de la demanda.
En este sentido, numerosos actores subrayan la contribución del paisaje a la cualificación, diversificación y mejora de los destinos turísticos (Nogué, 1989, Montfort, 1999). Y es que el paisaje, como manifestación de los procesos territoriales, constituye uno de los principales recursos turísticos en el sentido más amplio, garantizando la continuidad a medio y largo plazo. De esta forma, el paisaje es portador de una relevancia especial desde el punto de vista del márquetin turístico, ya sea desde la promoción – se considera un importante elemento de la imagen del destino como también del producto- por ser un factor clave en los nuevos segmentos de mercado (turismo rural, ciclo turismo, senderismo, etc.). De hecho, el paisaje es la imagen de lo que se desea visitar, y, en muchos casos, la contemplación de un paraje constituye por sí mismo un motivo para el viaje. Según se desprende de una encuesta sobre vacaciones del Studienkreis für Turismus del año 2008, el 50% de la población alemana alegaba como principal motivación para sus vacaciones el disfrute de la naturaleza, y, entre sus motivos para seleccionar un determinado destino, los bellos paisajes y el entorno limpio (Boers i Bosch, 1995). En las mismas directrices, Holden (2000) señala que el 46% de los turistas alemanes que el paisaje es preludio de un ambiente y una atmósfera relajada, factor importante para disfrutar de una experiencia turística de calidad. Estas tendencias aparecen asimismo reflejadas en los datos de la Comisión Europea (2002) donde, a partir del eurobarometro 1997-1998 se afirmaba que el criterio más relevante en el momento de elegir un destino es el entorno donde se desarrolla la experiencia turística con un 50% de preeminencia.
En este marco, el paisaje se entiende como un recurso ambiental que incorpora, más allá del medio natural, el medio humano y su incidencia en el tiempo. De esta manera, es necesario que el paisaje sea objeto de gestión y planificación no solo desde una perspectiva geográfica, sino también turística, de forma que la concepción del modelo territorial incorpore también calidad paisajística con la finalidad de contribuir positivamente al bienestar de los residentes y por ende de la experiencia turística. En este sentido, (Bardolet, 2007) señala que “la percepción del turista sobre el paisaje es el indicador más representativo de la calidad del medio ambiente, mientras que para los residentes, resulta más un indicador de calidad de vida”.
![[Img #32504]](http://teuladamorairadigital.es/upload/images/06_2020/5495_teulada-benimeits.jpg)
El Convenio Europeo del Paisaje, ratificado por España el 26 de noviembre de 2007 (BOE, 5 de febrero de 2008), constata que el paisaje es un recurso favorable para la actividad económica así como también la calidad de vida de la población. En cualquier caso, reconociendo el derecho de la ciudadanía a disfrutar del paisaje, advierte que las prácticas en materia de ordenación del territorio, urbanismo, transporte, infraestructuras y turismo, contribuyen en la aceleración del proceso de transformación. Este hecho, obliga a tomar medidas de carácter general centradas fundamentalmente, en el reconocimiento, definición y caracterización del paisaje, la aplicación de políticas de gestión, protección e integración en las políticas territoriales, económicas, socioculturales y ambientales.
La ausencia de una planificación coherente, el uso y explotación del territorio se realiza muy a menudo en condiciones de escasa sensibilidad hacia el impacto que generan sobre el paisaje, circunstancias que explican la galopante degradación del territorio. En cierto modo, el impacto paisajístico principal corresponde a la intrusión visual provocada por las edificaciones en altura que desfiguran las características del paisaje litoral. No obstante, más allá del impacto visual, el desarrollo de infraestructuras, urbanizaciones, parcelaciones y construcciones, conllevan transformaciones intensas y perdurables del medio natural, el abandono de la actividad agrícola y la perdida de flora y fauna que afectan igualmente el paisaje.
De todas formas, la intrusión paisajística del desarrollo turístico-inmobiliario no debe interpretarse como un fenómeno exclusivamente de diseño, sino como el resultado de la concepción global del fenómeno turístico anteponiendo el aspecto cuantitativo a corto plazo siendo poco respetuoso con la calidad del entorno natural, forestal o agrícola. El resultado obtenido, evidencia un paisaje extremadamente vulnerable de elevada fragilidad que ha descuidado el equilibrio necesario entre los diversos usos territoriales como el forestal, natural, agrícola y urbano con el consiguiente riesgo de perder sus principales valores. Es notorio, que una de las características del espacio construido es la permanencia en el tiempo lo que confiere al paisaje el carácter de recurso limitado y no renovable.
![[Img #32503]](http://teuladamorairadigital.es/upload/images/06_2020/7993_paisaje-bancales-teulada-moraira.jpg)
De esta manera, desde una perspectiva de desarrollo turístico, tan importante es mantener y mejorar el paisaje como soporte y recurso de la actividad turística, como garantir que dicha actividad no actúe en detrimento del paisaje. De acuerdo con esta concepción, la gestión del paisaje requiere en cierta manera una urgente reinterpretación con una visión que integre mayor implicación social, económica y ambiental de su deterioro, favoreciendo la conservación del patrimonio natural y rural del municipio. En este sentido, referente a la protección resulta clave:
- Valorizarlo desde la base del conocimiento y la articulación de un sistema de indicadores de calidad.
- Conservarlo desde la perspectiva del mantenimiento y el equilibrio de los componentes que lo integran y el respeto del entorno natural.
- Un plan de mejora desde el fomento de la identidad comarcal y el impulso de los valores potenciales, compatibles con una puesta en valor del medio natural y rural.
- Integrar el paisaje y el medio rural en cualquier dimensión de la gestión turística (planificación, gestión, promoción, etc.) maximizando el carácter activo que fundamenta una gran parte de las motivaciones del turista.
No obstante, más allá de las actuaciones orientadas a mantener la armonía entre los diferentes componentes del paisaje con la finalidad de garantir que los impactos futuros sean más respetuosos y menos depredadores, es urgente reorientar el crecimiento desde un punto de vista cuantitativo y aceptar la actual madurez del sistema, posibilitando un proyecto que asuma que el paisaje y el territorio son activos básicos para mantener la competitividad turística.
Todas estas propuestas, están observadas en la Carta Europea de Ordenación del Territorio (Consejo de Europa, 1983), la Carta de AArlborg (1994), Convenio Europeo del Paisaje (2000) ratificado por España el año 2007, Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía ((2006), Carta del Paisatje del Priorat (2012), etc.
El paisaje de bancales de la comarca de la Marina Alta, declarado el año 2018 Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por UNESCO, puede ser un activo turístico diferenciador como elemento natural en la actual situación post-pandemia. De todos es sabido el gran cambio estructural que se avecina en todos los ámbitos y sistemas conocidos por la explosión del COVID-19. Todo lo aceptado socialmente, hoy, en parte, ya no sirve, especialmente todo lo referente a la industria del ocio y tiempo libre. Los recursos turísticos sufren un cambio estructural en la demanda; lo conocido desde la explosión del turismo en los años cincuenta del siglo pasado está cambiando; la demanda post-fordista abandona lentamente los hábitos adquiridos; nuevos destinos emergentes compiten en calidad; el principal recurso –sol y playa- pierde lentamente liderazgo; el progresivo agotamiento y saturación de los destinos del litoral es notoria; la falta de innovación, etc.
Se imponen tiempos de reflexión, estudio, cohesión social, una amplia perspectiva general de la sostenibilidad, uso racional del territorio, integración de nuevos proyectos, recuperación y puesto en valor del patrimonio cultural, especial atención al paisaje, innovación permanente y sobre todo gobernanza, gobernanza de los destinos en su más amplio sentido.
Este análisis está firmado por, Alejandro Llobell Dalmau, uno de los expertos más importantes en turismo de Teulada Moraira. Actualmente ostenta el cargo concejal en el actual equipo de gobierno del municipio.
























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