Cuando los culpables de la crisis somos nosotros

Enfrascados como estamos ya en pleno verano, el que suscribe, debido a su trabajo, actúa de mero espectador  de las cosas, sin más pensamiento que trasladar la noticia y/o lo que está ocurriendo a su alrededor, para poder contárselos a ustedes.

Esto, me permite reflexionar acerca de lo que es el día a día en nuestros municipios de una manera quizás más cercana, y aunque son pensamientos obviamente personales, no quiero pecar de soberbia y pensar que mi razón está por encima de la razón de los demás.

Tan solo son pensamientos, sin ninguna intención que no sea el invitar a la reflexión final.

En esta vida, poner de acuerdo a un grupo de gente de por sí, ya es difícil, así que imagínense a un pueblo, ciudad o país entero.

Esto reducido a la mínima  expresión en un ejemplo claro, nos lo podemos encontrar con los empleados y los empresarios. Cuán lejos están las demandas de unos y de otros. El problema es que todos en su justa medida tienen razón, y llegar a acuerdos de convenios  entre las partes, se convierte en algo inexistente en nuestros municipios, pues apenas existen empresas lo suficientemente grandes para  estos “defensores” de los trabajadores, tengan cabida.

Más adelante les explicare el motivo del entrecomillado de “defensores”.

Bien, recuperando el tema, en nuestros municipios, existen para nuestra desgracia, empresarios que sistemáticamente incumplen ya no solo el tema de horarios que de por si es grave, pues hacen  que muchas personas hagan muchas más horas extras de las permitidas por la ley, sin que se les pague estas en su justa medida, acogiéndose a  la mal llamada crisis para atrasarles los pagos a los empleados, llegando a situaciones límites de estos con el pago de sus hipotecas, prestamos, o simplemente la subsistencia diaria.

Este mal que afecta a nuestros municipios, no está siendo ni investigado ni atajado por los inspectores de trabajo.

Pero en estas lides, también es el empresario el afectado, pues por desgracia para este, ser empresario es sinónimo de que si inviertes tu dinero y pierdes, no se convierte en un problema para nadie, pues parece normal que uno pueda perder su dinero invirtiendo en negocios que por desgracia, a veces son los propios empleados, los que terminan por hundirlo.

Empleados poco profesionales, que se creen imprescindibles, intocables y muchas más cosas defendiendo sus “derechos”

Bien de la misma manera que la gran mayoría de sindicatos me parecen tan solo defensores de sí mismos, pues no olvidemos que los enlaces sindicales por ley, no pierden su puesto de trabajo en caso reducción de plantillas, pues los primeros en irse a la calle son…vaya por Dios..los trabajadores que ellos defienden, pues bien,  como decía, de la misma manera hay  empleados que por desgracia, se creen los más listos, los que más saben, y los que más les pueden “sacar” a los empresarios, siendo esto la primera causa del cierre de muchas empresas.

Aunque claro no toda la culpa es de los empleados ni de los empresarios.

Curiosamente mucha de la culpa de que los negocios cierren, somos precisamente nosotros, que nos llenamos las bocas de decir o pedir que se abra un tipo de negocio en la localidad, y terminamos haciendo que empresarios inviertan su dinero para que finalmente estos negocios no funcione porque una vez abiertos ¡¡¡no somos capaces de ir!!!

El empresario se ve abocado al cierre, el trabajador en la calle.

Si usted conoce algún negocio que se pedía hace meses que se abriera en nuestro municipio, y se encuentra ahora hablando  de lo mal que va, o de que si no va gente…  démosle la vuelta a la tortilla, hablemos bien del negocio, y lo más importante vaya y apóyelo.

Mi reflexión final: Nadie es imprescindible en una empresa, ni siquiera el gerente o dueño de la misma, y si nos ayudamos entre todos, seremos un municipio mucho mejor de lo que ya somos.