Me declaro gilipollas
Ángel Padilla, poeta y ciudadano del mundo, nos sorprende con uno de esos pensamientos que nos invitan a reflexionar.

Me declaro gilipollas
En una sociedad que condena la creatividad y ensalza al matemático
que fabricó la bomba.
A mí me quebraron siempre los quebrados.
Me declaro gilipollas
en un mundo que aplaude y admira al físico químico matemático que más alto puede ver en la escalera de números
pero no alcanzan a ver lo de abajo, a los caídos, al que ni siquiera es un número.
Soy gilipollas
porque cuando he de salir al pasillo derecho
salgo al izquierdo,
cuando he de bajar subo
doy la vuelta y bajo
sonriendo.
"Cuidado techo bajo" y yo me golpeo igualmente la cabeza.
Me tropiezo a menudo, me olvido de las cosas,
he de llevar infinitos papeles en los bolsillos
y nunca sé donde está el que me interesa.
Me declaro gilipollas en un mundo que cada vez más condena lo espontáneo, el humor,
han retirado al clown de sus pantallas,
al gran Gilipollas, al Rey de mi mundo.
Para sólo dejar que hablen hombres que nos hacen llorar a todos con la situación de una parte pequeña de la historia.
El súperdotado que memoriza los nombres de todos los reyes
es palmeado en la espalda dulcemente por los profesores,
el que dibuja en mitad de esa cháchara incomprensible inservible
es expulsado de la clase,
su dibujo es pisado
y los demás se ríen, "es gilipollas".
Si ha cagado un perro en una acera
no te preocupes, la mierda me la llevo yo.
El asiento recién pintado no manchará tu camiseta, ya sabes la de quién...
Y mientras los pájaros sonríen como yo, en la libertad de no pensar el mundo
sino de vivirlo
me declaro gilipollas, menudo gilipollas!
y me río de mí mismo
Ángel Padilla, poeta y ciudadano del mundo
Me declaro gilipollas
En una sociedad que condena la creatividad y ensalza al matemático
que fabricó la bomba.
A mí me quebraron siempre los quebrados.
Me declaro gilipollas
en un mundo que aplaude y admira al físico químico matemático que más alto puede ver en la escalera de números
pero no alcanzan a ver lo de abajo, a los caídos, al que ni siquiera es un número.
Soy gilipollas
porque cuando he de salir al pasillo derecho
salgo al izquierdo,
cuando he de bajar subo
doy la vuelta y bajo
sonriendo.
"Cuidado techo bajo" y yo me golpeo igualmente la cabeza.
Me tropiezo a menudo, me olvido de las cosas,
he de llevar infinitos papeles en los bolsillos
y nunca sé donde está el que me interesa.
Me declaro gilipollas en un mundo que cada vez más condena lo espontáneo, el humor,
han retirado al clown de sus pantallas,
al gran Gilipollas, al Rey de mi mundo.
Para sólo dejar que hablen hombres que nos hacen llorar a todos con la situación de una parte pequeña de la historia.
El súperdotado que memoriza los nombres de todos los reyes
es palmeado en la espalda dulcemente por los profesores,
el que dibuja en mitad de esa cháchara incomprensible inservible
es expulsado de la clase,
su dibujo es pisado
y los demás se ríen, "es gilipollas".
Si ha cagado un perro en una acera
no te preocupes, la mierda me la llevo yo.
El asiento recién pintado no manchará tu camiseta, ya sabes la de quién...
Y mientras los pájaros sonríen como yo, en la libertad de no pensar el mundo
sino de vivirlo
me declaro gilipollas, menudo gilipollas!
y me río de mí mismo
Ángel Padilla, poeta y ciudadano del mundo
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