A contracorriente
Dinero en Suiza
El senador Francisco Granados ha admitido que tenía dinero en Suiza,
aunque obtenido al margen de la política y antes de dedicarse a ella.
Quizás sea así, pero yo no conozco personalmente a nadie que, como él,
como Luis Bárcenas y como algunos otros, lleve sus presuntos ahorros a
Zürich o Ginebra, en vez de guardarlos en el banco del barrio.
No
hace mucho, el informático Hervé Falciani pirateó los archivos de la
entidad financiera HSBC y descubrió que 659 españoles —entre ellos, el
padre de Artur Mas y varios miembros de la familia de Emilio
Botín—tenían depósitos ocultos en aquel banco suizo. Todo se saldó
felizmente para ellos con el pago atrasado de su fraude a Hacienda y
aquí paz y después gloria.
Como se ve, la gente de posibles, que
se decía antes, esconde parte de su fortuna allende nuestras fronteras
para sustraerlas al Fisco y que seamos quienes no tenemos un duro ni
cuentas secretas suizas donde guardarlo, quienes paguemos los impuestos y
mantengamos lo que queda del maltrecho estado de bienestar.
Y es que, a lo que se ve, nuestros ricos ni son solidarios ni les importa un comino nuestro país.
Un
ejemplo reciente de este desinterés lo acaba de proporcionar el
presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, molesto, a lo que se ve,
por la nueva regulación tarifaria de la electricidad, al afirmar que su
compañía es ya más británica, americana o mexicana que española. En
consecuencia, ha decidido no invertir más dinero aquí y seguir
haciéndolo fuera.
Luego hablamos de los sacrificios que hay que hacer
para salir de la crisis. Lo que está visto es que quienes tienen dinero
en Suiza, al margen de que lo hayan ganado honradamente o no, prefieren
que seamos los demás quienes nos sacrifiquemos.
El senador Francisco Granados ha admitido que tenía dinero en Suiza,
aunque obtenido al margen de la política y antes de dedicarse a ella.
Quizás sea así, pero yo no conozco personalmente a nadie que, como él,
como Luis Bárcenas y como algunos otros, lleve sus presuntos ahorros a
Zürich o Ginebra, en vez de guardarlos en el banco del barrio.
No
hace mucho, el informático Hervé Falciani pirateó los archivos de la
entidad financiera HSBC y descubrió que 659 españoles —entre ellos, el
padre de Artur Mas y varios miembros de la familia de Emilio
Botín—tenían depósitos ocultos en aquel banco suizo. Todo se saldó
felizmente para ellos con el pago atrasado de su fraude a Hacienda y
aquí paz y después gloria.
Como se ve, la gente de posibles, que
se decía antes, esconde parte de su fortuna allende nuestras fronteras
para sustraerlas al Fisco y que seamos quienes no tenemos un duro ni
cuentas secretas suizas donde guardarlo, quienes paguemos los impuestos y
mantengamos lo que queda del maltrecho estado de bienestar.
Y es que, a lo que se ve, nuestros ricos ni son solidarios ni les importa un comino nuestro país.
Un
ejemplo reciente de este desinterés lo acaba de proporcionar el
presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, molesto, a lo que se ve,
por la nueva regulación tarifaria de la electricidad, al afirmar que su
compañía es ya más británica, americana o mexicana que española. En
consecuencia, ha decidido no invertir más dinero aquí y seguir
haciéndolo fuera.
Luego hablamos de los sacrificios que hay que hacer
para salir de la crisis. Lo que está visto es que quienes tienen dinero
en Suiza, al margen de que lo hayan ganado honradamente o no, prefieren
que seamos los demás quienes nos sacrifiquemos.

























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