Aún quedan poetas
Dejémonos de medias tintas y llamemos las cosas por su nombre. ¿Cuántas
veces hemos pensado en alguna ocasión del presente todo lo que nos está
sucediendo? Hemos podido ser testigos de situaciones cuando menos
curiosas y que invitan a la reflexión. Pero ni por esas.
¿Ejemplos?
Ya son ustedes mayorcitos y tan solo tienen que pegarle un vistazo, o
recordar, las últimas noticias de estos pasados meses.
Y entre todo este caos, llega un poeta.
Ángel Padilla,
se muestra en ocasiones con esos aires que algunos ensalzarían de
radicalismo exacerbado y te suelta este pensamiento en voz alta, que
ciertos políticos de tres al cuarto calificarían de perorata, en una
conversación con su gato Leonidas:
¿Por
qué tantas personas piensan que cuando críticas a la fiesta de la
Navidad como herramienta del capitalismo, el que habla es un amargado?
¿Por
qué los que profesan una religión cuando decimos que rechazamos su
mentira creen que nosotros carecemos de espiritualidad o mundo interno,
vacíos como una nuez?
¿Por qué cuando digo que rechazo el concepto de nación, de orgullo grupal, se me confunde con un sociópata o un inadaptado?
¿Por
qué cuando me indigno si me piden ir a votar por la (sin) razón de que "
mi" voto se lo lleva tal o cual partido se me considera pasota y fuera
del mundo real en que vivimos sin tener en cuenta que todo lo expuesto
representa un pensamiento crítico, una capacidad verdadera de valorar lo
bueno, lo feliz verdaderamente y lo constructivo, una respuesta
integral, confrontación serena contra un mundo grotesco, irresponsable e
inhumano que nos va a matar a todos?
Háblame, LEONIDAS, TÚ que por
tu estancia en las calles conoces tan bien la estupidez de buena parte
de la humanidad y su ceguera cognitiva y pobreza de juicio...
¿Por qué a mí, que tantas fiestas del corazón cada día celebro contigo se me pide participar en su lúgubre baile de disfraces?
Este viento no me gusta, cerrare la ventana
Y uno en su ignorancia se pregunta si esto es radicalismo. ¿No será acaso que los radicales somos nosotros?
Todo
llevado al límite puede ser ¿peligroso? Quizás debiéramos de
cuestionarnos si los que nos han marcado esos límites son los
portadores de un peligro mayor, y en la actualidad estamos pagando esta
sumisión.
¿Locura o cordura? En este mundo de locos, quizás estar cuerdo sea en sí mismo una locura.
Sin duda... me quedo con la poesía.
Dejémonos de medias tintas y llamemos las cosas por su nombre. ¿Cuántas
veces hemos pensado en alguna ocasión del presente todo lo que nos está
sucediendo? Hemos podido ser testigos de situaciones cuando menos
curiosas y que invitan a la reflexión. Pero ni por esas.
¿Ejemplos?
Ya son ustedes mayorcitos y tan solo tienen que pegarle un vistazo, o
recordar, las últimas noticias de estos pasados meses.
Y entre todo este caos, llega un poeta.
Ángel Padilla,
se muestra en ocasiones con esos aires que algunos ensalzarían de
radicalismo exacerbado y te suelta este pensamiento en voz alta, que
ciertos políticos de tres al cuarto calificarían de perorata, en una
conversación con su gato Leonidas:
¿Por
qué tantas personas piensan que cuando críticas a la fiesta de la
Navidad como herramienta del capitalismo, el que habla es un amargado?
¿Por
qué los que profesan una religión cuando decimos que rechazamos su
mentira creen que nosotros carecemos de espiritualidad o mundo interno,
vacíos como una nuez?
¿Por qué cuando digo que rechazo el concepto de nación, de orgullo grupal, se me confunde con un sociópata o un inadaptado?
¿Por
qué cuando me indigno si me piden ir a votar por la (sin) razón de que "
mi" voto se lo lleva tal o cual partido se me considera pasota y fuera
del mundo real en que vivimos sin tener en cuenta que todo lo expuesto
representa un pensamiento crítico, una capacidad verdadera de valorar lo
bueno, lo feliz verdaderamente y lo constructivo, una respuesta
integral, confrontación serena contra un mundo grotesco, irresponsable e
inhumano que nos va a matar a todos?
Háblame, LEONIDAS, TÚ que por
tu estancia en las calles conoces tan bien la estupidez de buena parte
de la humanidad y su ceguera cognitiva y pobreza de juicio...
¿Por qué a mí, que tantas fiestas del corazón cada día celebro contigo se me pide participar en su lúgubre baile de disfraces?
Este viento no me gusta, cerrare la ventana
Y uno en su ignorancia se pregunta si esto es radicalismo. ¿No será acaso que los radicales somos nosotros?
Todo
llevado al límite puede ser ¿peligroso? Quizás debiéramos de
cuestionarnos si los que nos han marcado esos límites son los
portadores de un peligro mayor, y en la actualidad estamos pagando esta
sumisión.
¿Locura o cordura? En este mundo de locos, quizás estar cuerdo sea en sí mismo una locura.
Sin duda... me quedo con la poesía.

























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.37