Tras la muerte de Manolo Escobar
Cuando murió este cantante que marcó una época leí bastantes artículos
referentes a su persona. Si no recuerdo mal, todos sus autores
comenzaban diciendo que no les gustaba su estilo y a continuación
pasaban a contar alguna peculiaridad de su persona de la que eran
conocedores.
De todo esto di en pensar que él convivían el
personaje y la persona y que había alguna diferencia entre ambas
facetas. Así que fui a ver la Wikipedia, que en aquellas cosas en las
que no intervienen los nacionalistas da una información bastante fiable.
Y aquí me encontré con una gran sorpresa: Tres meses después de
conocerla, se casó con Anita Marx, sin que ninguno de los dos conociera
el idioma del otro. Y este matrimonio ha durado hasta que ha muerto él,
53 años después de la boda.
Este detalle habla muy bien de ambos.
Han de ser muy buenas personas los dos para poder hacer algo así. Podía
presumirse que dos personas tan inteligentes como para entender el
lenguaje de los ojos tendrían inquietudes culturales y también eso lo
corroboraban quienes les conocieron.
Queda la cuestión de las
canciones. Las que cantaba no encajaban con el personaje que debió ser
en la vida real, tan culto, sensible y delicado. Pero el personaje que
subía a los escenarios no escribía sus canciones. Lo hacían otros y
probablemente se acomodaban a lo que el público quería. De modo que ese
personaje, en realidad, no era Manolo Escobar, sino que era el retrato
de buena parte de la sociedad española. Pero estas cosas también se dan
en otros ámbitos de la vida, como la pintura o la literatura. De la
política más vale no hablar, porque en este caso ocurre también la
manipulación.
En cualquier caso, gusten más sus canciones o
gusten menos, hay que reconocer que cantaba bien y que transmitía
optimismo, cosa que hizo hasta el final de sus días. Particularmente,
creo que lo más llamativo de su vida que es la historia de su amor.
Resulta
muy agradable indagar en la vida de las personas admirables. Y ahora
cabe desearles toda la suerte del mundo a Anita, su viuda, y a Vanessa,
su hija.
Cuando murió este cantante que marcó una época leí bastantes artículos
referentes a su persona. Si no recuerdo mal, todos sus autores
comenzaban diciendo que no les gustaba su estilo y a continuación
pasaban a contar alguna peculiaridad de su persona de la que eran
conocedores.
De todo esto di en pensar que él convivían el
personaje y la persona y que había alguna diferencia entre ambas
facetas. Así que fui a ver la Wikipedia, que en aquellas cosas en las
que no intervienen los nacionalistas da una información bastante fiable.
Y aquí me encontré con una gran sorpresa: Tres meses después de
conocerla, se casó con Anita Marx, sin que ninguno de los dos conociera
el idioma del otro. Y este matrimonio ha durado hasta que ha muerto él,
53 años después de la boda.
Este detalle habla muy bien de ambos.
Han de ser muy buenas personas los dos para poder hacer algo así. Podía
presumirse que dos personas tan inteligentes como para entender el
lenguaje de los ojos tendrían inquietudes culturales y también eso lo
corroboraban quienes les conocieron.
Queda la cuestión de las
canciones. Las que cantaba no encajaban con el personaje que debió ser
en la vida real, tan culto, sensible y delicado. Pero el personaje que
subía a los escenarios no escribía sus canciones. Lo hacían otros y
probablemente se acomodaban a lo que el público quería. De modo que ese
personaje, en realidad, no era Manolo Escobar, sino que era el retrato
de buena parte de la sociedad española. Pero estas cosas también se dan
en otros ámbitos de la vida, como la pintura o la literatura. De la
política más vale no hablar, porque en este caso ocurre también la
manipulación.
En cualquier caso, gusten más sus canciones o
gusten menos, hay que reconocer que cantaba bien y que transmitía
optimismo, cosa que hizo hasta el final de sus días. Particularmente,
creo que lo más llamativo de su vida que es la historia de su amor.
Resulta
muy agradable indagar en la vida de las personas admirables. Y ahora
cabe desearles toda la suerte del mundo a Anita, su viuda, y a Vanessa,
su hija.

























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