El privilegio de vivir en La Marina Alta
Acabada la temporada alta para mal de muchos, sobretodo para los miles
de trabajadores del sector de la hostelería y los servicios a los que
les finaliza el contrato de verano, así como por el descenso general de
la actividad económica en la comarca, vivimos un cambio de panorama
significativo.
Ahora, cuando los turistas han desaparecido
completamente de nuestras calles, nos volvemos a encontrar “solos” los
pobladores no estacionales.
Y entre nosotros, más de uno se habrá
dado cuenta también de cuántisimo ganan en esta época nuestras playas
sin sombrillas, nuestras calles y avenidas sin atascos de coches, los
parquímetros con horario reducido, y otros pequeños lujos que en estas
fechas nos podemos permitir hasta los más pobres.
Recorremos
pueblos vecinos, los descubrimos en otoño algo más naturales, algo más
“vírgenes” y auténticos. Porque ahora, sentarse en la explanada del
Castillo de Moraira, pescar en la cala Advocat, caminar por el Arenal de
Xàbia o cualquier rincón que se les ocurra es diferente, es más
tranquilo, más exclusivo.
Hay una frase popular que dice “es
magnífico vivir todo el año en un lugar en el que miles de visitantes
pagan fortunas por disfrutar sólo un par de semanas” y la verdad, no le
falta razón.
Disfruten este privilegio como ustedes quieran, pero
busquen un rato y háganlo, vivimos en una zona verdaderamente
espectacular, y hasta junio/julio del año próximo, egoístamente, es sólo
nuestra.
Acabada la temporada alta para mal de muchos, sobretodo para los miles
de trabajadores del sector de la hostelería y los servicios a los que
les finaliza el contrato de verano, así como por el descenso general de
la actividad económica en la comarca, vivimos un cambio de panorama
significativo.
Ahora, cuando los turistas han desaparecido
completamente de nuestras calles, nos volvemos a encontrar “solos” los
pobladores no estacionales.
Y entre nosotros, más de uno se habrá
dado cuenta también de cuántisimo ganan en esta época nuestras playas
sin sombrillas, nuestras calles y avenidas sin atascos de coches, los
parquímetros con horario reducido, y otros pequeños lujos que en estas
fechas nos podemos permitir hasta los más pobres.
Recorremos
pueblos vecinos, los descubrimos en otoño algo más naturales, algo más
“vírgenes” y auténticos. Porque ahora, sentarse en la explanada del
Castillo de Moraira, pescar en la cala Advocat, caminar por el Arenal de
Xàbia o cualquier rincón que se les ocurra es diferente, es más
tranquilo, más exclusivo.
Hay una frase popular que dice “es
magnífico vivir todo el año en un lugar en el que miles de visitantes
pagan fortunas por disfrutar sólo un par de semanas” y la verdad, no le
falta razón.
Disfruten este privilegio como ustedes quieran, pero
busquen un rato y háganlo, vivimos en una zona verdaderamente
espectacular, y hasta junio/julio del año próximo, egoístamente, es sólo
nuestra.

























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