Te veo en mí
Empatía: Dícese de la capacidad para ponerse en el lugar del otro, saber
lo que siente en el momento que lo tienes enfrente y saber demostrarle
tu comprensión.
Algunos maestros de la psicología exponen que la
empatía es una capacidad innata, una habilidad que se nace con ella y
que durante el resto de la vida se va desarrollando. Otros, en cambio,
dicen no tratarse de algo congénito y mediante el aprendizaje poder ir
adquiriéndolo en nuestro periodo de vida.
Sea cual sea la teoría
correcta, deberíamos diariamente trabajar para conseguir sentir la
empatía con nuestro entorno, sea innato o no. La empatía no es sinónimo
de preocupación ni falta de criterio es tan solo saber prestar atención a
la otra persona, ser consciente de aquello que siente y llegar a
pensar del mismo modo que esa persona.
En realidad la empatía
está relacionada con la compasión y la comprensión. El saber escuchar
sin juzgar y dejando a un lado tu posición ante el comentario facilita
enormemente la empatía.
¿Pero cómo se puede ser empático?
En
muchas ocasiones, mientras hablas con alguien, estás más pendiente de
tus propias palabras, de aquello que dirás después y de lo que hay a tu
alrededor que el mensaje que te están lanzando.
Para ser
empático hay que prestarle atención a lo que te dicen, pero no solo a
las palabras, sino también al tono de su voz, a su mirada, a su postura…
es decir, al lenguaje no verbal; aquello que nos proporciona
información sobre el estado de ánimo de la otra persona y de la emoción
que está sintiendo.
Es cierto que la sociedad de hoy en día
debido al estilo de vida que estamos sometidos o simplemente por egoísmo
de supervivencia (por el cual solo hablamos, no escuchamos), somos cada
vez menos empáticos, sólo damos importancia a aquello que vivimos en
nuestras propias carnes y dejamos a un lado el cómo se siente el que
está a mi lado. No obstante, si sabemos cómo se siente, tenemos que ser
capaces de expresarles nuestra comprensión y hacerle sentir mejor.
Porque ser empático no es solo escuchar, es saber cambiar las emociones de los demás con tus palabras.
Carolina Vallés Martí
Psicóloga. Máster en trastornos de la conducta alimentaria y trastornos de personalidad
Empatía: Dícese de la capacidad para ponerse en el lugar del otro, saber
lo que siente en el momento que lo tienes enfrente y saber demostrarle
tu comprensión.
Algunos maestros de la psicología exponen que la
empatía es una capacidad innata, una habilidad que se nace con ella y
que durante el resto de la vida se va desarrollando. Otros, en cambio,
dicen no tratarse de algo congénito y mediante el aprendizaje poder ir
adquiriéndolo en nuestro periodo de vida.
Sea cual sea la teoría
correcta, deberíamos diariamente trabajar para conseguir sentir la
empatía con nuestro entorno, sea innato o no. La empatía no es sinónimo
de preocupación ni falta de criterio es tan solo saber prestar atención a
la otra persona, ser consciente de aquello que siente y llegar a
pensar del mismo modo que esa persona.
En realidad la empatía
está relacionada con la compasión y la comprensión. El saber escuchar
sin juzgar y dejando a un lado tu posición ante el comentario facilita
enormemente la empatía.
¿Pero cómo se puede ser empático?
En
muchas ocasiones, mientras hablas con alguien, estás más pendiente de
tus propias palabras, de aquello que dirás después y de lo que hay a tu
alrededor que el mensaje que te están lanzando.
Para ser
empático hay que prestarle atención a lo que te dicen, pero no solo a
las palabras, sino también al tono de su voz, a su mirada, a su postura…
es decir, al lenguaje no verbal; aquello que nos proporciona
información sobre el estado de ánimo de la otra persona y de la emoción
que está sintiendo.
Es cierto que la sociedad de hoy en día
debido al estilo de vida que estamos sometidos o simplemente por egoísmo
de supervivencia (por el cual solo hablamos, no escuchamos), somos cada
vez menos empáticos, sólo damos importancia a aquello que vivimos en
nuestras propias carnes y dejamos a un lado el cómo se siente el que
está a mi lado. No obstante, si sabemos cómo se siente, tenemos que ser
capaces de expresarles nuestra comprensión y hacerle sentir mejor.
Porque ser empático no es solo escuchar, es saber cambiar las emociones de los demás con tus palabras.
Carolina Vallés Martí
Psicóloga. Máster en trastornos de la conducta alimentaria y trastornos de personalidad

























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