Una reflexión en voz alta
Controladores de la Zona Azul
A
sabiendas de que la Zona Azul, no suscita precisamente lo que se dice muchas alegrías
a los ciudadanos permítame el lector hoy, compartir una reflexión en voz alta.
Si preguntáramos
a pie de calle, la mayoría de las respuestas serían contrarias a este sistema
de parking, que controla determinadas áreas en muchas de las vías de nuestro municipio, así
pues, no voy a profundizar en la
conocida como ORA sino en algo que para muchos de los conductores y ciudadanos es la imagen que nos viene a la mente cuando nos referimos a esta servicio que nos permite
aparcar en zonas con gran afluencia
vehicular, como son los trabajadores que
reciben el apelativo de “controladores”.
Es
cierto que hay muchos tipos de trabajo que por sus determinadas características,
para la percepción ciudadana en general, estos, se convierten en el blanco de
sus críticas, entiéndase aquí por ejemplo a muchos de los funcionarios públicos
- desde la Policía a puestos administrativos, etc.- o como también pudiera ser
los árbitros - en el ámbito deportivo -
y sin ir más lejos cualquiera de los trabajadores que hoy nos atienden en las
muchas oficinas bancarias y que hemos terminado convirtiéndolos en los culpables de los males de nuestra
situación actual.
Me
resulta chocante ver como siempre el que
menos culpa tiene, es precisamente al que se le señala con el dedo, cuando lo
único que hacen estos trabajadores son recibir las ordenes y cumplirlas por miedo a perder sus trabajos y por tanto el
sustento de sus familias. A la postre son los que finalmente cargan con nuestras
iras. Por esto que hoy quiero ofrecer mi pequeño homenaje a los trabajadores de la Zona Azul -haciéndolo
extensivo al resto de trabajos mencionados- que poco más pueden hacer para
mantener sus puestos de trabajo y soportar ser, como lo son a día de hoy, los
malos de esta película....y me niego.
Me
niego porque ellos -los controladores- tan solo se limitan a realizar su trabajo, con más o con menos acierto -todos
somos personas- para controlar que
nuestros vehículos tengan en el salpicadero el correspondiente tiquete que justifica el
pago del tiempo que va a permanecer siendo el mínimo 0.25€
y el máximo 1.20€. Pero su trabajo no solo llega hasta ahí, al menos por
el que le pagan sus nóminas oficiales, puesto que también realizan otros trabajos por el que nadie
les gratifica económicamente ni reciben las gracias de otros muchos ciudadanos
que aquí sí que se ven realmente beneficiados.
Cuando
los turistas vienen a nuestro municipio, son estos controladores -por supuesto
la Policía y otros trabajadores a pie de calle como los barrenderos, etc.- los que
en multitud de ocasiones les indican donde pueden encontrar por ejemplo la
oficina de Turismo o un determinado
restaurante, donde pueden hacerse una copia de llaves, encontrar una lavandería,
supermercado y un largo etc. de cuestiones que estos viajeros recién llegados, les
plantean a diario y que estos trabajadores realizan sin pedir nada a cambio y
las únicas gracias recibidas si acaso, son el de los turistas agradecidos por
la ayuda.
Así
pues sirva este escrito de agradecimiento público por su labor en la que de una
forma u otra, forman parte del eslabón de la cadena que hace que nuestra
economía continúe adelante pese a que los verdaderos culpables de esta crisis,
no están detrás de un mostrador atendiendo al ciudadano o pateando las calles
como hacen estos controladores o como los muchos funcionarios y trabajadores
asalariados o por cuenta propia que día a día se las ven y se las desean para
poder ganarse la subsistencia diaria y son señalados con el dedo como los responsables
de muchos de nuestros males, cuando la
realidad es que este cáncer tiene unos culpables claros, sentados en grandes
despachos, con su corte de asesores, tomando
decisiones que afectan a todos los ciudadanos viendo la realidad de otra
manera gracias al cobro de sus sueldos astronómicos que les permite vivir en un mundo aparte.
A
sabiendas de que la Zona Azul, no suscita precisamente lo que se dice muchas alegrías
a los ciudadanos permítame el lector hoy, compartir una reflexión en voz alta.
Si preguntáramos a pie de calle, la mayoría de las respuestas serían contrarias a este sistema de parking, que controla determinadas áreas en muchas de las vías de nuestro municipio, así pues, no voy a profundizar en la conocida como ORA sino en algo que para muchos de los conductores y ciudadanos es la imagen que nos viene a la mente cuando nos referimos a esta servicio que nos permite aparcar en zonas con gran afluencia vehicular, como son los trabajadores que reciben el apelativo de “controladores”.
Es cierto que hay muchos tipos de trabajo que por sus determinadas características, para la percepción ciudadana en general, estos, se convierten en el blanco de sus críticas, entiéndase aquí por ejemplo a muchos de los funcionarios públicos - desde la Policía a puestos administrativos, etc.- o como también pudiera ser los árbitros - en el ámbito deportivo - y sin ir más lejos cualquiera de los trabajadores que hoy nos atienden en las muchas oficinas bancarias y que hemos terminado convirtiéndolos en los culpables de los males de nuestra situación actual.
Me resulta chocante ver como siempre el que menos culpa tiene, es precisamente al que se le señala con el dedo, cuando lo único que hacen estos trabajadores son recibir las ordenes y cumplirlas por miedo a perder sus trabajos y por tanto el sustento de sus familias. A la postre son los que finalmente cargan con nuestras iras. Por esto que hoy quiero ofrecer mi pequeño homenaje a los trabajadores de la Zona Azul -haciéndolo extensivo al resto de trabajos mencionados- que poco más pueden hacer para mantener sus puestos de trabajo y soportar ser, como lo son a día de hoy, los malos de esta película....y me niego.
Me
niego porque ellos -los controladores- tan solo se limitan a realizar su trabajo, con más o con menos acierto -todos
somos personas- para controlar que
nuestros vehículos tengan en el salpicadero el correspondiente tiquete que justifica el
pago del tiempo que va a permanecer siendo el mínimo 0.25€
y el máximo 1.20€. Pero su trabajo no solo llega hasta ahí, al menos por
el que le pagan sus nóminas oficiales, puesto que también realizan otros trabajos por el que nadie
les gratifica económicamente ni reciben las gracias de otros muchos ciudadanos
que aquí sí que se ven realmente beneficiados.
Cuando
los turistas vienen a nuestro municipio, son estos controladores -por supuesto
la Policía y otros trabajadores a pie de calle como los barrenderos, etc.- los que
en multitud de ocasiones les indican donde pueden encontrar por ejemplo la
oficina de Turismo o un determinado
restaurante, donde pueden hacerse una copia de llaves, encontrar una lavandería,
supermercado y un largo etc. de cuestiones que estos viajeros recién llegados, les
plantean a diario y que estos trabajadores realizan sin pedir nada a cambio y
las únicas gracias recibidas si acaso, son el de los turistas agradecidos por
la ayuda.
Así pues sirva este escrito de agradecimiento público por su labor en la que de una forma u otra, forman parte del eslabón de la cadena que hace que nuestra economía continúe adelante pese a que los verdaderos culpables de esta crisis, no están detrás de un mostrador atendiendo al ciudadano o pateando las calles como hacen estos controladores o como los muchos funcionarios y trabajadores asalariados o por cuenta propia que día a día se las ven y se las desean para poder ganarse la subsistencia diaria y son señalados con el dedo como los responsables de muchos de nuestros males, cuando la realidad es que este cáncer tiene unos culpables claros, sentados en grandes despachos, con su corte de asesores, tomando decisiones que afectan a todos los ciudadanos viendo la realidad de otra manera gracias al cobro de sus sueldos astronómicos que les permite vivir en un mundo aparte.

























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