Domingo, 19 de Octubre de 2025

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Vicente Bolufer
Viernes, 17 de Octubre de 2025 Tiempo de lectura:

Julián Barceló: “En Moraira he encontrado el equilibrio entre mis raíces mallorquinas y mi alma caribeña”

El empresario dominicano conecta el legado de su padre, creador del mítico Barceló Imperial, con la tecnología Oak Master® desarrollada por el emprendedor local Sammy Soriano.

Julián Barceló Vallejo, tercera generación de la familia fundadora de Ron Barceló.Julián Barceló Vallejo, tercera generación de la familia fundadora de Ron Barceló.

Descendiente directo de los fundadores de Ron Barceló, Julián Barceló Vallejo representa la continuidad de una saga que ha llevado el ron dominicano a lo más alto. Desde Moraira, impulsa Ron Don Miguel, un proyecto que combina tradición familiar e innovación.

Julián Barceló Vallejo (Santo Domingo, 57 años) forma parte de una de las sagas empresariales más reconocidas del Caribe. Hijo de Miguel Barceló Pascual, quien elevó el nombre de Ron Barceló a símbolo de excelencia internacional, impulsa ahora Ron Don Miguel, una marca que fusiona la herencia familiar con la innovación tecnológica. En Moraira ha encontrado, además de inspiración, una conexión personal que le devuelve a sus raíces mallorquinas y al Mediterráneo de sus antepasados.

 

“Algo me amarra al Mediterráneo desde mis ancestros”

 

—¿Qué le ha traído a Moraira y qué ha encontrado aquí?


Tengo casa en Moraira y esta es ya mi sexta visita. Siempre que regreso, comparto tiempo con la familia Soriano-Agulló, que son grandes amigos. Desde el primer día sentí algo muy especial, como si ya conociera este lugar. Quizá porque vengo de una familia mallorquina —mi abuelo de Porreres y mi abuela de Felanitx— y tengo esa conexión con el Mediterráneo.

 

Soy caribeño, y el mar, la arena y el sol son parte de mi esencia. Pero aquí hay algo más: la gente, la calma y la energía del entorno. Moraira tiene una magia particular. Camino, hablo con los vecinos, descubro senderos… y cada vez que regreso, siento que me reencuentro conmigo mismo”.

 

“Ron Don Miguel es un homenaje al legado de mi padre”

 

—La familia Barceló está ligada al ron desde hace casi un siglo. ¿Cómo nació Ron Don Miguel?


“Mi padre fue un hombre extraordinario: un gran empresario, pero sobre todo un gran padre. Ron Don Miguel nace como un homenaje a su vida, a su forma de entender el trabajo y la familia.

 

Esta marca reúne sus fórmulas personales, aquellas que él desarrollaba casi como un alquimista, con pasión, intuición y disciplina. Para nosotros era importante rescatar su esencia, no solo la profesional, sino también la humana. Queremos que quien pruebe este ron sienta esa historia de esfuerzo, de migración y de amor por lo que se hace.

 

Mi padre fue hijo de inmigrantes mallorquines que llegaron a República Dominicana en 1929, en tiempos difíciles. Él transformó las adversidades en oportunidades, y ese es el espíritu que queremos transmitir: familia, tradición y orgullo”.

 

“Cada botella tiene su propio carácter: es una experiencia viva”

 

—En su marca introduce una innovación singular: el tapón de infusión con oak sticks. ¿Qué aporta esta tecnología?


“El oak stick es una pequeña pieza de roble dentro de la botella. Cuando el ron se saca de la barrica, el proceso de envejecimiento se detiene porque ya no hay contacto con la madera ni con el oxígeno. Al incorporar esta pieza, el proceso se reactiva dentro de la botella.

 

Cada envase evoluciona a su ritmo. No hay dos iguales. Depende del tiempo que pasa, del momento en que se abre, del contacto con la madera. Cada botella es una historia en sí misma.

 

A mí me gusta llevar una bitácora: anoto cómo cambia el aroma, el color, el sabor. Invito a quienes lo prueben a hacer lo mismo, a vivirlo como una experiencia sensorial y emocional. No se trata solo de beber un buen ron, sino de acompañar su evolución”.

 

“Encontré en Moraira el lugar donde tradición e innovación se dan la mano”

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—¿Cómo surgió la colaboración con el empresario local Sammy Soriano, creador del sistema Oak Master®?


“Yo tenía una idea muy clara: quería algo que no existiera aún en la industria. Tras varias búsquedas, llegué hasta Oak Master® y a Sammy Soriano, su fundador.

 

Recuerdo que la primera vez que le llamé no pudo atenderme, pero insistí. Cuando finalmente hablamos, supe que había encontrado a la persona adecuada. Nos reunimos en Valencia, visitamos el laboratorio y empezamos a trabajar juntos. Desde entonces mantenemos una relación profesional y también de gran amistad. Es una satisfacción enorme que una innovación así haya nacido aquí, en este rincón del Mediterráneo, tan cerca de donde empezó la historia de mi familia”.

 

“Ron Don Miguel es una invitación a disfrutar el camino”

 

—Más allá del producto, ¿qué filosofía inspira la marca?


“Nuestros pilares son claros: familia, tradición y orgullo. Pero también hay una idea central: disfrutar el proceso.

 

Mi padre nos enseñó que el éxito no está en el resultado, sino en cómo se vive el camino. Por eso este proyecto no pretende generar estrés ni carga, sino placer, disfrute y conexión.

 

Además, la sostenibilidad forma parte de nuestra historia. En los años setenta mi padre creó seis fundaciones —Pro Foresta, Pro Deportes, Pro Salud, Pro Ciencias, entre otras— con la idea de devolver bienestar a la sociedad. Yo solo intento continuar ese legado”.

 

“La competencia es buena: nos obliga a mejorar”

 

—¿Cómo ve el futuro del ron dominicano en un mercado tan competitivo?


“La competencia es una bendición. Nos obliga a estar despiertos, a innovar, a buscar nuevas formas de hacer las cosas.

 

Cuando un sector carece de competencia, se adormece. En cambio, cuando hay dinamismo, se generan oportunidades, se eleva la calidad y todos crecen. Así lo entendemos los que llevamos el ron en la sangre”.

 

“Mis hijos me enseñaron que el legado se transmite viviendo, no imitando”

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—¿Qué papel juegan sus hijos en este proyecto familiar?


“Tengo seis hijos y dos de ellos, Julián y Manuel, ya están involucrados. Al principio yo sentía una gran responsabilidad: usar el nombre de mi padre era una carga emocional enorme. Pero mi hijo mayor me dijo una frase que cambió mi visión: ‘El abuelo no quiere que repitas su éxito, sino que nos muestres cómo se hizo’.

 

Entonces comprendí que el legado no se mide en resultados, sino en el ejemplo. No se trata de reproducir lo que él hizo, sino de vivirlo con la misma pasión. Por eso, con Ron Don Miguel, no solo trabajamos: nos divertimos, aprendemos y honramos la historia”.

 

“Entre Moraira y República Dominicana hay una conexión natural”

 

—¿Ve posible que esta colaboración cree puentes entre ambos territorios?


“Totalmente. Moraira me recuerda a Casa de Campo, en República Dominicana: un destino de turismo de alta gama, pero también de comunidad y calidad de vida.

 

Cuando vengo aquí no solo descanso: también exploro posibilidades empresariales y culturales. Hay sinergias reales. Este rincón del Mediterráneo tiene mucho en común con el Caribe”.

 

“El tiempo es nuestro socio más exigente”

 

—¿Habrá distribución de Ron Don Miguel en España?


“Sí, pero sin prisas. El ron tiene un enemigo y un aliado: el tiempo. Trabajamos con barricas seleccionadas una a una, y producimos series limitadas: Homenaje, de 3.000 botellas, y Legado, de 5.000.

 

Cuando se acaban, se acaban. No hay fórmulas químicas ni mezclas correctoras. Si el siguiente lote no está listo, esperamos. Prefiero que la gente lo eche de menos a que pierda su esencia.

 

España será nuestro próximo paso, empezando por Mallorca y la Marina Alta, pero siempre cuidando que lo que pruebes hoy sea lo mismo que pruebes mañana”.

 

“Mi rutina en Moraira es simple: caminar, bañarme y agradecer”

 

—¿Qué hace aquí para relajarse o inspirarse?


“A las seis y media de la mañana salgo a caminar unos doce o quince kilómetros. Termino en el Portet, me baño y me quedo media hora meditando frente al mar.

 

Luego voy a El Refugio, donde me reciben con un desayuno estupendo y el cariño de siempre. Después leo, trabajo un poco y, si el día acompaña, me fumo un cigarro tranquilo. Es mi momento de equilibrio”.

 

“Para que lo externo funcione, lo interno debe estar en paz”

 

—¿Cómo combina ese estilo de vida con la gestión empresarial?


“Cuando viajo, dejo una hora al día para atender asuntos puntuales. Tengo un equipo de trabajo excepcional, y eso me permite delegar con confianza.

 

He aprendido que vivir es cuestión de balance. Si lo interno está bien, lo externo fluye. Mi conexión con Dios, con la familia y conmigo mismo es la base de todo. Desde ahí todo se hace más fácil, más natural”.

 

“Brindo por los lazos entre España y República Dominicana”

 

—¿Por qué brindaría hoy desde Moraira?


Brindo por los lazos entre dominicanos y españoles. Por aquellos mallorquines, gallegos, valencianos o catalanes que un día se atrevieron a cruzar el océano buscando un futuro mejor, y por la acogida que encontraron al otro lado. Yo soy fruto de esa historia. Y cada vez que levanto una copa, recuerdo que esa mezcla de valentía y gratitud sigue siendo el alma de lo que somos”.

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