
Moraira busca recuperar la tradición típica de Carnestoltes dels rastres
En torno a la festividad de Carnestoltes existen numerosas tradiciones que, con el paso del tiempo, se han perdido y no han sabido transmitirse de generación en generación.
Muchas de ellas tienen un origen muy antiguo y se caracterizan por su personalidad traviesa, estridente y llamativa. No en vano, la raíz de ser de Carnestoltes ha sido siempre ser un punto de inflexión (como si de la última gran juerga se tratara) entre la cotidianidad y la Cuaresma, tiempo de recogimiento personal con el que la Iglesia Católica invita a la preparación del espíritu antes de la Semana Santa y que hace décadas se vivía con rigurosidad.
Teulada Moraira no es ajena a estas tradiciones de algarabía. En concreto, en Moraira, eran muy comunes els rastres. Una costumbre sonora, protagonizada por los niños y niñas y que se celebraba los días previos al Miércoles de Ceniza. Los más pequeños recorrían las calles arrastrando con fuerza ristras de latas y botes vacíos con la finalidad de hacer el máximo ruido posible y “molestar” a los vecinos y vecinas. También era costumbre entrar en los hogares (en una época en la que prácticamente todas las puertas estaban abiertas siempre) y alterar la entrada de las viviendas cambiando muebles. Travesuras que se realizaban antes del inicio de la Cuaresma.
La gente no era ajena a que esto iba a suceder. Días antes, los niños y niñas recogían latas vacías, las limpiaban y las unían entre sí con un cordel a modo de asa para poder agarrar la ristra y hacerla sonar por las rejas o bien las dejaban sueltas para arrastrarlas por el suelo. El vecindario ya sabía lo que iba suceder. Es más, los adultos ayudaban en la perforación de las latas. Pero no había grandes quejas porque era una costumbre muy arraigada, inocente y que todos habían celebrado siendo pequeños.
Ahora, la Junta Vecinal de Moraira Cap d’Or intenta recuperar esta tradición “desaparecida en los años 60”. Por eso, el próximo viernes 9 de febrero, se llevará a cabo, en la sede de la junta, un taller infantil de confección de rastres desde las 18 h hasta las 20 h. Los niños y niñas que deseen participar deben acudir con sus propias latas o botes de refresco. Luego, el sábado 10, a partir de las 11 h se podrán terminar de confeccionar y a las 12:15 se realizará un pasacalle para hacer sonar los rastres por la calle Almacenes, Porches, Mar, Castillo y Barranquet.
En torno a la festividad de Carnestoltes existen numerosas tradiciones que, con el paso del tiempo, se han perdido y no han sabido transmitirse de generación en generación.
Muchas de ellas tienen un origen muy antiguo y se caracterizan por su personalidad traviesa, estridente y llamativa. No en vano, la raíz de ser de Carnestoltes ha sido siempre ser un punto de inflexión (como si de la última gran juerga se tratara) entre la cotidianidad y la Cuaresma, tiempo de recogimiento personal con el que la Iglesia Católica invita a la preparación del espíritu antes de la Semana Santa y que hace décadas se vivía con rigurosidad.
Teulada Moraira no es ajena a estas tradiciones de algarabía. En concreto, en Moraira, eran muy comunes els rastres. Una costumbre sonora, protagonizada por los niños y niñas y que se celebraba los días previos al Miércoles de Ceniza. Los más pequeños recorrían las calles arrastrando con fuerza ristras de latas y botes vacíos con la finalidad de hacer el máximo ruido posible y “molestar” a los vecinos y vecinas. También era costumbre entrar en los hogares (en una época en la que prácticamente todas las puertas estaban abiertas siempre) y alterar la entrada de las viviendas cambiando muebles. Travesuras que se realizaban antes del inicio de la Cuaresma.
La gente no era ajena a que esto iba a suceder. Días antes, los niños y niñas recogían latas vacías, las limpiaban y las unían entre sí con un cordel a modo de asa para poder agarrar la ristra y hacerla sonar por las rejas o bien las dejaban sueltas para arrastrarlas por el suelo. El vecindario ya sabía lo que iba suceder. Es más, los adultos ayudaban en la perforación de las latas. Pero no había grandes quejas porque era una costumbre muy arraigada, inocente y que todos habían celebrado siendo pequeños.
Ahora, la Junta Vecinal de Moraira Cap d’Or intenta recuperar esta tradición “desaparecida en los años 60”. Por eso, el próximo viernes 9 de febrero, se llevará a cabo, en la sede de la junta, un taller infantil de confección de rastres desde las 18 h hasta las 20 h. Los niños y niñas que deseen participar deben acudir con sus propias latas o botes de refresco. Luego, el sábado 10, a partir de las 11 h se podrán terminar de confeccionar y a las 12:15 se realizará un pasacalle para hacer sonar los rastres por la calle Almacenes, Porches, Mar, Castillo y Barranquet.
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