El arte de 'estisorar' la uva moscatel: esencia y tradición en Teulada
En plena época de vendimia, los ecos del pasado resuenan fuerte en los almacenes de Teulada. En los pocos espacios para estos menesteres que sobreviven en el municipio, cuadrillas de mujeres dedicadas al oficio tradicional de 'estisorar' trabajan incansablemente, seleccionando y limpiando cada racimo de uva. Este oficio, una tradición que apenas ha mutado con el tiempo, se convierte en un recorrido vivo a través de la historia y el legado del municipio.
Bajo la habilidosa destreza de estas mujeres, los granos menos favorecidos, ya sean aquellos picados o más pequeños, son separados con rapidez y precisión. No obstante, en este meticuloso proceso, nada es desperdiciado; los granos apartados encuentran su destino en la elaboración de mistela.
![[Img #39350]](https://teuladamorairadigital.es/upload/images/08_2023/7256_moscatel-de-teulada-buigues.jpg)
Desde Barcelona, Madrid, Bilbao, San Sebastián o incluso hasta Santander, la uva de Teulada encuentra su camino hacia los paladares más exigentes del país. Especial mención merece el mercado catalán, donde la variedad de moscatel de Alejandría es especialmente apreciada.
![[Img #39349]](https://teuladamorairadigital.es/upload/images/08_2023/246_moscatel-de-teulada-buigues-4.jpg)
En nuestra visita al almacén de María Rosa Buigues, propietaria de terrenos y al frente de Moscatel de Teulada Buigues, fuimos testigos de la pasión y dedicación que se vierte en cada vendimia. La moscatel de Alejandría destaca no solo por su sabor, sino por su versatilidad, siendo apta tanto para vinos como para uvas de mesa y moscatel.
Sin embargo, más allá de los frutos y el vino, María Rosa nos brindó una mirada sincera y profunda sobre la realidad agrícola del territorio. Pese a ser un pilar en la economía local, la agricultura ya no es el sustento principal para muchas familias. El desafío crece ante la presencia de animales salvajes que merman las cosechas y, más aún, ante el paulatino desinterés de las generaciones jóvenes por mantener viva esta tradición.
La advertencia de María Rosa resuena como una llamada a la acción. Es esencial proteger y valorar la riqueza agrícola que Teulada posee, no solo por su valor económico, sino por lo que representa: un vínculo profundo con nuestra tierra y tradición.
Nos despedimos con una mezcla de nostalgia y esperanza, conscientes de la necesidad de salvaguardar esta tradición, para que el oficio de 'estisorar' y el legado agrícola de Teulada perduren en el tiempo.

En plena época de vendimia, los ecos del pasado resuenan fuerte en los almacenes de Teulada. En los pocos espacios para estos menesteres que sobreviven en el municipio, cuadrillas de mujeres dedicadas al oficio tradicional de 'estisorar' trabajan incansablemente, seleccionando y limpiando cada racimo de uva. Este oficio, una tradición que apenas ha mutado con el tiempo, se convierte en un recorrido vivo a través de la historia y el legado del municipio.
Bajo la habilidosa destreza de estas mujeres, los granos menos favorecidos, ya sean aquellos picados o más pequeños, son separados con rapidez y precisión. No obstante, en este meticuloso proceso, nada es desperdiciado; los granos apartados encuentran su destino en la elaboración de mistela.
Desde Barcelona, Madrid, Bilbao, San Sebastián o incluso hasta Santander, la uva de Teulada encuentra su camino hacia los paladares más exigentes del país. Especial mención merece el mercado catalán, donde la variedad de moscatel de Alejandría es especialmente apreciada.
En nuestra visita al almacén de María Rosa Buigues, propietaria de terrenos y al frente de Moscatel de Teulada Buigues, fuimos testigos de la pasión y dedicación que se vierte en cada vendimia. La moscatel de Alejandría destaca no solo por su sabor, sino por su versatilidad, siendo apta tanto para vinos como para uvas de mesa y moscatel.
Sin embargo, más allá de los frutos y el vino, María Rosa nos brindó una mirada sincera y profunda sobre la realidad agrícola del territorio. Pese a ser un pilar en la economía local, la agricultura ya no es el sustento principal para muchas familias. El desafío crece ante la presencia de animales salvajes que merman las cosechas y, más aún, ante el paulatino desinterés de las generaciones jóvenes por mantener viva esta tradición.
La advertencia de María Rosa resuena como una llamada a la acción. Es esencial proteger y valorar la riqueza agrícola que Teulada posee, no solo por su valor económico, sino por lo que representa: un vínculo profundo con nuestra tierra y tradición.
Nos despedimos con una mezcla de nostalgia y esperanza, conscientes de la necesidad de salvaguardar esta tradición, para que el oficio de 'estisorar' y el legado agrícola de Teulada perduren en el tiempo.
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