Manuel Raquel de Tam Tam Go: Un himno a la diversidad que perdura en el tiempo
Por muy lejos que se encuentre en el retrovisor de mi vida, siempre encuentro un momento en el que mi memoria regresa a los días de juventud, a los dorados años de la década de los ochenta, bailando al ritmo de la música de Tam Tam Go. En aquel tiempo, las canciones no eran solo melodías para mover el cuerpo, sino que también eran un camino para aprender, crecer y descubrirnos a nosotros mismos. Y entre todas esas canciones, “Manuel Raquel” de Tam Tam Go, resonaba con un significado y una historia que calaba hondo en nuestros corazones.
El dúo español, conformado por los hermanos Nacho y Javier Campillo, nos entregó esta joya del pop en 1988, en un tiempo en el que España estaba a pleno vuelo en su camino de modernidad tras décadas de dictadura. La canción, con su inconfundible y pegadizo estribillo, trataba un tema de una manera tan abierta y tan sencilla que ya entonces me pareció la cosa más normal del mundo: el amor más allá de los géneros, más allá de las normas sociales preestablecidas.
"Manuel Raquel" cuenta la desgarradora historia de dos identidades en una misma persona. Con sus letras, Tam Tam Go nos enseñó que el amor no tiene género, que la libertad personal es un derecho fundamental y que todos somos iguales sin importar nuestras diferencias.
Ahora, tras tantos años, la sociedad ha cambiado considerablemente desde aquellos días cuando, con la despreocupación de la juventud, recorríamos libremente la comarca de la Marina Alta. Sin embargo, cada vez que escucho "Manuel Raquel", vuelvo a esos días llenos de nostalgia con la esperanza, de que la igualdad y la libertad que proclamaba la canción sigan siendo una realidad en nuestro presente.
Con todo, la década de los ochenta se convirtió en una época en la que muchos luchaban por entender y aceptar la diversidad sexual, “Manuel Raquel” se convirtió en una especie de himno no oficial, enseñándonos, a través de su letra y su ritmo pegajoso, que el amor y la atracción no entienden de géneros ni de normas, que las personas somos mucho más que nuestras etiquetas y que la diversidad, en todas sus formas, es algo a celebrar y no a temer.
Aunque la sociedad de hoy pueda ser distinta a la de aquel entonces y aunque puede que hayamos perdido parte de aquella inocencia y despreocupación juvenil, creo que canciones como "Manuel Raquel" siguen siendo relevantes y necesarias. Nos recuerdan que, a pesar de los avances en aceptación e igualdad, aún queda mucho por hacer. Nos recuerdan que, sin importar nuestro color, religión, forma de pensar o sexualidad, todos somos iguales y merecedores del mismo amor y respeto.
Y así, mientras el mundo sigue girando, siempre tendré a “Manuel Raquel” de Tam Tam Go, una canción que me trae recuerdos de una juventud llena de amistad y descubrimiento. Y cada vez que la escucho, no puedo evitar volver a esos días y reafirmarme en la certeza entonces y ahora de que todos somos iguales y seguir soñando con la siempre bonita esperanza de un mundo mejor.
Por muy lejos que se encuentre en el retrovisor de mi vida, siempre encuentro un momento en el que mi memoria regresa a los días de juventud, a los dorados años de la década de los ochenta, bailando al ritmo de la música de Tam Tam Go. En aquel tiempo, las canciones no eran solo melodías para mover el cuerpo, sino que también eran un camino para aprender, crecer y descubrirnos a nosotros mismos. Y entre todas esas canciones, “Manuel Raquel” de Tam Tam Go, resonaba con un significado y una historia que calaba hondo en nuestros corazones.
El dúo español, conformado por los hermanos Nacho y Javier Campillo, nos entregó esta joya del pop en 1988, en un tiempo en el que España estaba a pleno vuelo en su camino de modernidad tras décadas de dictadura. La canción, con su inconfundible y pegadizo estribillo, trataba un tema de una manera tan abierta y tan sencilla que ya entonces me pareció la cosa más normal del mundo: el amor más allá de los géneros, más allá de las normas sociales preestablecidas.
"Manuel Raquel" cuenta la desgarradora historia de dos identidades en una misma persona. Con sus letras, Tam Tam Go nos enseñó que el amor no tiene género, que la libertad personal es un derecho fundamental y que todos somos iguales sin importar nuestras diferencias.
Ahora, tras tantos años, la sociedad ha cambiado considerablemente desde aquellos días cuando, con la despreocupación de la juventud, recorríamos libremente la comarca de la Marina Alta. Sin embargo, cada vez que escucho "Manuel Raquel", vuelvo a esos días llenos de nostalgia con la esperanza, de que la igualdad y la libertad que proclamaba la canción sigan siendo una realidad en nuestro presente.
Con todo, la década de los ochenta se convirtió en una época en la que muchos luchaban por entender y aceptar la diversidad sexual, “Manuel Raquel” se convirtió en una especie de himno no oficial, enseñándonos, a través de su letra y su ritmo pegajoso, que el amor y la atracción no entienden de géneros ni de normas, que las personas somos mucho más que nuestras etiquetas y que la diversidad, en todas sus formas, es algo a celebrar y no a temer.
Aunque la sociedad de hoy pueda ser distinta a la de aquel entonces y aunque puede que hayamos perdido parte de aquella inocencia y despreocupación juvenil, creo que canciones como "Manuel Raquel" siguen siendo relevantes y necesarias. Nos recuerdan que, a pesar de los avances en aceptación e igualdad, aún queda mucho por hacer. Nos recuerdan que, sin importar nuestro color, religión, forma de pensar o sexualidad, todos somos iguales y merecedores del mismo amor y respeto.
Y así, mientras el mundo sigue girando, siempre tendré a “Manuel Raquel” de Tam Tam Go, una canción que me trae recuerdos de una juventud llena de amistad y descubrimiento. Y cada vez que la escucho, no puedo evitar volver a esos días y reafirmarme en la certeza entonces y ahora de que todos somos iguales y seguir soñando con la siempre bonita esperanza de un mundo mejor.
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