Editorial
Ciudadanía y responsabilidad: Cartones en el día de la procesión marinera de Moraira
El pasado domingo, mientras se celebraba la festividad de la Virgen del Carmen en Moraira, un lugar que siempre me ha parecido un regalo visual, me encontré con una escena que me dejó perplejo. Como de costumbre, las calles estaban abarrotadas de visitantes y turistas, todos deseosos de presenciar la majestuosa procesión marinera. En medio de este colorido bullicio, un detalle anormal atrajo mi atención: una montaña de cartones abandonados junto a la isla de contenedores, al lado de la iglesia.
Miré a mi alrededor, notando cómo la presencia de estos desechos desentonaba con la belleza del entorno. Me pregunté, ¿cómo puede alguien, a sabiendas de que no se recogen los cartones en días festivos, deshacerse de ellos de tal manera en un día tan especial? ¿Acaso la importancia de mantener limpio este lugar, que tanto depende del turismo, se perdió en la mente de quien hizo esto?
Moraira y, por extensión, el municipio de Teulada, son lugares que se nutren del turismo. Este incidente me hizo reflexionar sobre cómo nuestras acciones, por pequeñas que sean, pueden tener un impacto significativo en estos lugares que tanto amamos. Si pedimos un pueblo limpio, deberíamos empezar poniendo algo de nuestra parte, al menos. Sin embargo, para mi alivio, la historia no termina aquí.

Afortunadamente, un ciudadano preocupado llamó a la concejalía de Teumo, explicando la situación y avisando de que la procesión iba a comenzar en menos de una hora. Pronto, como un superhéroe de película, un trabajador de la empresa de servicios públicos apareció. En unos pocos minutos, rompió y depositó todos los cartones dentro de los contenedores, dejando la calle en condiciones perfectas para los visitantes y para la procesión. En ese momento, no pude evitar sentir un inmenso agradecimiento hacia la concejalía por su rápida y eficaz actuación.

Esta experiencia me lleva a una reflexión final. Apreciar la belleza de un lugar no es solo disfrutar de sus vistas y tradiciones, sino también participar activamente en su cuidado. Cada uno de nosotros tiene un papel en mantener limpios nuestros pueblos y ciudades, especialmente aquellos que dependen tanto del turismo. Debemos recordar que la responsabilidad de proteger y preservar estos lugares recae en todos nosotros. Apreciemos, cuidemos y seamos parte activa de la solución, no del problema. Porque en última instancia, la calidad de nuestra convivencia y la imagen que proyectamos a los visitantes depende de nuestras acciones cotidianas, no solo de los esfuerzos de un superhéroe de servicios públicos.
Vicente Bolufer
Director www.teuladamorairadigital.es

El pasado domingo, mientras se celebraba la festividad de la Virgen del Carmen en Moraira, un lugar que siempre me ha parecido un regalo visual, me encontré con una escena que me dejó perplejo. Como de costumbre, las calles estaban abarrotadas de visitantes y turistas, todos deseosos de presenciar la majestuosa procesión marinera. En medio de este colorido bullicio, un detalle anormal atrajo mi atención: una montaña de cartones abandonados junto a la isla de contenedores, al lado de la iglesia.
Miré a mi alrededor, notando cómo la presencia de estos desechos desentonaba con la belleza del entorno. Me pregunté, ¿cómo puede alguien, a sabiendas de que no se recogen los cartones en días festivos, deshacerse de ellos de tal manera en un día tan especial? ¿Acaso la importancia de mantener limpio este lugar, que tanto depende del turismo, se perdió en la mente de quien hizo esto?
Moraira y, por extensión, el municipio de Teulada, son lugares que se nutren del turismo. Este incidente me hizo reflexionar sobre cómo nuestras acciones, por pequeñas que sean, pueden tener un impacto significativo en estos lugares que tanto amamos. Si pedimos un pueblo limpio, deberíamos empezar poniendo algo de nuestra parte, al menos. Sin embargo, para mi alivio, la historia no termina aquí.
Afortunadamente, un ciudadano preocupado llamó a la concejalía de Teumo, explicando la situación y avisando de que la procesión iba a comenzar en menos de una hora. Pronto, como un superhéroe de película, un trabajador de la empresa de servicios públicos apareció. En unos pocos minutos, rompió y depositó todos los cartones dentro de los contenedores, dejando la calle en condiciones perfectas para los visitantes y para la procesión. En ese momento, no pude evitar sentir un inmenso agradecimiento hacia la concejalía por su rápida y eficaz actuación.
Esta experiencia me lleva a una reflexión final. Apreciar la belleza de un lugar no es solo disfrutar de sus vistas y tradiciones, sino también participar activamente en su cuidado. Cada uno de nosotros tiene un papel en mantener limpios nuestros pueblos y ciudades, especialmente aquellos que dependen tanto del turismo. Debemos recordar que la responsabilidad de proteger y preservar estos lugares recae en todos nosotros. Apreciemos, cuidemos y seamos parte activa de la solución, no del problema. Porque en última instancia, la calidad de nuestra convivencia y la imagen que proyectamos a los visitantes depende de nuestras acciones cotidianas, no solo de los esfuerzos de un superhéroe de servicios públicos.
Vicente Bolufer
Director www.teuladamorairadigital.es
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