Desde Teulada hasta Grecia: Padre e hijo se lanzan a una travesía en moto de 10 días repleta de desafíos y emociones
José Ferer y su hijo comienzan un apasionante reto para llegar en moto a Grecia en diez días desde Teulada
"Esta es una aventura que llevábamos tiempo hablando, pero no habíamos planeado nada", expresa José Ferrer, un padre que, junto a su hijo de 16 años, Joel, han emprendido una épica travesía por carretera desde Teulada hasta Grecia en 10 días. Su odisea, que comenzó el lunes 26 de junio, los llevará a través de una serie de países que incluyen España, Francia, Mónaco, Italia, Eslovenia, Croacia, Montenegro, Albania y por supuesto, Grecia, dejando en duda si el recorrido incluirá una visita a San Marino o al Vaticano.
Su primer día de viaje concluyó cerca de la frontera con Francia. A bordo de una motocicleta, esta aventura tiene un espíritu antiguo. “Cero organización y cero reservas (de hoteles o similares), poca ropa”, dice José. Señala que es “un viaje a la antigua con una moto nueva” en compañía de su hijo Joel, quien asegura estar emocionado por compartir esta experiencia con su padre. "El reto son diez días, diez países y espero que todo salga fenomenal", declara Joel.
El calor y el tráfico eran desafiantes, con temperaturas que llegaban casi a los 40 grados. Después de unos 400 kilómetros, hicieron su primera parada, experimentando los inevitables dolores y malestares del viaje. Aún así, ambos se mantienen optimistas, preparándose para adaptar sus cuerpos a las largas horas de conducción. "Entiendo que hoy empezaremos a adaptar el cuerpo a estar sentado bastante tiempo", reconoce José.
A pesar de los obstáculos, los momentos de triunfo y belleza son igualmente palpables. Llegaron a Figueres y tuvieron la suerte de encontrar un hotel de última hora con un precio increíble. Ahora, este martes, se preparan para seguir hacia Mónaco, a lo largo de la hermosa costa sur de Francia.
José tiene claro cuál es el objetivo principal de esta travesía: “Especialmente este viaje está pensado para poder disfrutar con Joel. Es una experiencia que creo que es única y quizás es una primera experiencia grande". Su intención es que este sea un viaje recordado por toda la vida, realizado a la antigua usanza, con la única tecnología en mano siendo sus teléfonos y algunos dispositivos para grabar.
El plan es buscar alojamiento a medida que avanza el viaje, viviendo la experiencia de forma auténtica y sin lujos. "Nos gustaría estar en sitios o compartidos o sitio donde podamos vivir realmente lo que es una experiencia del viaje en motor un poquito a la antigua usanza", confiesa José.
A las 16.30 del lunes, su aventura comenzó. Con las palabras de José resonando en sus corazones, Grecia les espera. "La esencia es que queremos hacer una ruta motera que podamos recordar para toda la vida", concluye.
Esta es la travesía de padre e hijo, José y Joel Ferrer. Una aventura que no solo es un testamento al espíritu humano y su amor por la aventura, sino también una exploración emocional que profundiza los lazos entre un padre y su hijo. Es una historia de desafíos y triunfos, de descubrimiento y aprendizaje, de compartir momentos y crear recuerdos invaluables que perdurarán para siempre.
Este viaje es una metáfora de la vida, con sus altibajos, sus retos y recompensas, y sobre todo, la importancia de disfrutar el viaje en sí, más allá del destino. En el camino de José y Joel, cada kilómetro recorrido, cada frontera cruzada, cada paisaje admirado y cada momento compartido, fortalece su vínculo y enriquece su vida con experiencias inolvidables.
En su esencia, este viaje es una cápsula de tiempo, una colección de momentos efímeros que se transforman en recuerdos perdurables. Cada amanecer que encuentran en un nuevo país, cada carretera que conquistan, cada conversación durante las largas horas de conducción, todo ello se convierte en una memoria para guardar, en una historia para contar.
Al final, este viaje de José y Joel es un homenaje al espíritu aventurero y al amor entre un padre y su hijo. Una celebración de la vida y las experiencias compartidas, del crecimiento personal y del aprendizaje mutuo. Y mientras Grecia los espera con los brazos abiertos, la verdadera recompensa ya está en sus manos: un viaje inolvidable, una historia para contar y una conexión más profunda entre ellos.
"Es una experiencia que creo que es única", dice José. Y en verdad, es una experiencia única, inolvidable y profundamente significativa, tanto para él como para su hijo Joel. Así que mientras continúan en su viaje, nosotros les deseamos lo mejor, esperando que cada día traiga nuevas aventuras, nuevos descubrimientos y, sobre todo, momentos de alegría y amor compartidos.
Porque al final del día, esta es la esencia de su viaje: no es el destino, sino el viaje mismo. Y qué viaje tan increíble es. En sus propias palabras, "la esencia es queremos hacer una ruta motera que podamos recordar para toda la vida". Y sin lugar a dudas, este es un viaje que José y Joel recordarán para siempre.

"Esta es una aventura que llevábamos tiempo hablando, pero no habíamos planeado nada", expresa José Ferrer, un padre que, junto a su hijo de 16 años, Joel, han emprendido una épica travesía por carretera desde Teulada hasta Grecia en 10 días. Su odisea, que comenzó el lunes 26 de junio, los llevará a través de una serie de países que incluyen España, Francia, Mónaco, Italia, Eslovenia, Croacia, Montenegro, Albania y por supuesto, Grecia, dejando en duda si el recorrido incluirá una visita a San Marino o al Vaticano.
Su primer día de viaje concluyó cerca de la frontera con Francia. A bordo de una motocicleta, esta aventura tiene un espíritu antiguo. “Cero organización y cero reservas (de hoteles o similares), poca ropa”, dice José. Señala que es “un viaje a la antigua con una moto nueva” en compañía de su hijo Joel, quien asegura estar emocionado por compartir esta experiencia con su padre. "El reto son diez días, diez países y espero que todo salga fenomenal", declara Joel.
El calor y el tráfico eran desafiantes, con temperaturas que llegaban casi a los 40 grados. Después de unos 400 kilómetros, hicieron su primera parada, experimentando los inevitables dolores y malestares del viaje. Aún así, ambos se mantienen optimistas, preparándose para adaptar sus cuerpos a las largas horas de conducción. "Entiendo que hoy empezaremos a adaptar el cuerpo a estar sentado bastante tiempo", reconoce José.
A pesar de los obstáculos, los momentos de triunfo y belleza son igualmente palpables. Llegaron a Figueres y tuvieron la suerte de encontrar un hotel de última hora con un precio increíble. Ahora, este martes, se preparan para seguir hacia Mónaco, a lo largo de la hermosa costa sur de Francia.
José tiene claro cuál es el objetivo principal de esta travesía: “Especialmente este viaje está pensado para poder disfrutar con Joel. Es una experiencia que creo que es única y quizás es una primera experiencia grande". Su intención es que este sea un viaje recordado por toda la vida, realizado a la antigua usanza, con la única tecnología en mano siendo sus teléfonos y algunos dispositivos para grabar.
El plan es buscar alojamiento a medida que avanza el viaje, viviendo la experiencia de forma auténtica y sin lujos. "Nos gustaría estar en sitios o compartidos o sitio donde podamos vivir realmente lo que es una experiencia del viaje en motor un poquito a la antigua usanza", confiesa José.
A las 16.30 del lunes, su aventura comenzó. Con las palabras de José resonando en sus corazones, Grecia les espera. "La esencia es que queremos hacer una ruta motera que podamos recordar para toda la vida", concluye.
Esta es la travesía de padre e hijo, José y Joel Ferrer. Una aventura que no solo es un testamento al espíritu humano y su amor por la aventura, sino también una exploración emocional que profundiza los lazos entre un padre y su hijo. Es una historia de desafíos y triunfos, de descubrimiento y aprendizaje, de compartir momentos y crear recuerdos invaluables que perdurarán para siempre.
Este viaje es una metáfora de la vida, con sus altibajos, sus retos y recompensas, y sobre todo, la importancia de disfrutar el viaje en sí, más allá del destino. En el camino de José y Joel, cada kilómetro recorrido, cada frontera cruzada, cada paisaje admirado y cada momento compartido, fortalece su vínculo y enriquece su vida con experiencias inolvidables.
En su esencia, este viaje es una cápsula de tiempo, una colección de momentos efímeros que se transforman en recuerdos perdurables. Cada amanecer que encuentran en un nuevo país, cada carretera que conquistan, cada conversación durante las largas horas de conducción, todo ello se convierte en una memoria para guardar, en una historia para contar.
Al final, este viaje de José y Joel es un homenaje al espíritu aventurero y al amor entre un padre y su hijo. Una celebración de la vida y las experiencias compartidas, del crecimiento personal y del aprendizaje mutuo. Y mientras Grecia los espera con los brazos abiertos, la verdadera recompensa ya está en sus manos: un viaje inolvidable, una historia para contar y una conexión más profunda entre ellos.
"Es una experiencia que creo que es única", dice José. Y en verdad, es una experiencia única, inolvidable y profundamente significativa, tanto para él como para su hijo Joel. Así que mientras continúan en su viaje, nosotros les deseamos lo mejor, esperando que cada día traiga nuevas aventuras, nuevos descubrimientos y, sobre todo, momentos de alegría y amor compartidos.
Porque al final del día, esta es la esencia de su viaje: no es el destino, sino el viaje mismo. Y qué viaje tan increíble es. En sus propias palabras, "la esencia es queremos hacer una ruta motera que podamos recordar para toda la vida". Y sin lugar a dudas, este es un viaje que José y Joel recordarán para siempre.
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