Paisaje de Bancales y Turismo
Artículo de opinión en materia turística, por Alejandro Llobell Dalmau concejal del PSPV-PSOE en Teulada Moraira
![[Img #33399]](https://teuladamorairadigital.es/upload/images/01_2021/2217_teulada-benimeits-670x484.jpg)
El potencial como paisajes culturales agrarios que ofrecen los bancales escalonados de la Marina Alta, no han sido debidamente puestos en valor como elementos turísticos, sociales o medioambientales. En el paisaje de bancales, se define el estado de conservación de los recursos naturales; se expresa la autenticidad sociocultural de las comunidades que lo habitan y favorece la actividad económica agraria con bajos rendimientos de explotación, que, de momento, con la actual crisis de la pandemia del Covid-19, ha notado un resurgimiento de todos los factores relacionados con la naturaleza.
El paisaje, es portador como recurso cultural y escénico de gran importancia y añade valor al territorio entendido como patrimonio con su atractivo turístico. “La revalorización de los atractivos culturales, naturales y patrimoniales de los paisajes agrarios es un relevante fenómeno del nuevo escenario turístico por su relación entre la rural y urbano” (Bell 2006). Según el Convenio Europeo del Paisaje, estos elementos sitúan al paisaje como síntesis de aspectos culturales, ecológicos, medioambientales y sociales de los territorios, especialmente de los rurales. Además, el Convenio Europeo reconoce los espacios rurales y agrarios como factores clave de la identidad cultural de los territorios al ser la clave del bienestar individual y social.
El turismo, lo asociamos teóricamente al disfrute del paisaje y lo identificamos con naturaleza, turismo rural y ecoturismo o en áreas naturales protegidas. Actualmente estas actividades han ampliado su actividad a todo tipo de paisajes incorporando los atractivos patrimoniales y culturales como factores de atracción. En consecuencia, el interés por los paisajes rurales entendidos como núcleos de atracción, históricos, ecológicos, sociales, culturales y gastronómicos reflejan de alguna manera la influencia de nuestra cultura a lo largo del tiempo, expresan la relación entre los habitantes de la comarca y el territorio rural aportando elementos como la tranquilidad, valor estético y patrimonial imprescindibles para articular nuevas demandas y experiencias turísticas ante la pandemia del Covid-19.
Como afirma Ruiz Urrestarazu (2001) “los valores culturales de estos territorios a partir de su viabilidad turística generan respuestas emotivas y estéticas en torno a un determinado tipo de organización territorial, de paisajes y de tradiciones locales”. En consecuencia, los paisajes agrarios tradicionales revelan la identidad y la cultura de quienes lo habitan.
Muchos de estos lugares ya están reconocidos como Paisajes Culturales en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, como es el caso de los bancales y muros de piedra seca de la comarca y también, los incluidos en el Plan de Acción Territorial del Paisaje de la Comunidad Valenciana. Paisajes de Relevancia Regional (PRR26) “Penyal de Ifach y terrazas litorales de Benissa y Teulada”.
Es un compendio relevante como producto turístico en la comarca. Enraizado con el paisaje rural es la agricultura y la diversidad de recursos derivados de la misma. Además del rico patrimonio agroalimentario de la uva de mesa de Moscatel, el vino y los productos kilómetro cero, indisociables en su identidad e historia, las oportunidades de participar y contactar con los agricultores pueden resultar positivas para la puesta en marcha de nuevas modalidades turísticas.
Los vínculos establecidos entre agricultura y turismo han sido analizados y estudiados por Walford, 2001; Fleischer y Tchetchik, 2005 o entre agricultura y paisaje (De Montis et al., 2017; Thompson et al., 2016). Ofrecen diferentes perspectivas y enfoques del desarrollo rural basados en la agricultura. Ofrecen características singulares al promover la participación de los actores locales, revalorizar los productos locales, preservar el paisaje y conservar las tradiciones locales. En definitiva, consideran:
- El paisaje permite al turista el contacto con la naturaleza, espacios agrarios y sus paisajes culturales.
- Las tradiciones rurales asociadas a la agricultura, especialmente la agricultura a pequeña escala, que revela la autenticidad del modo de vida rural de la Marina Alta y el respeto por la naturaleza.
- El patrimonio gastronómico y vinícola que desarrolla un papel importante para el turismo sostenible y el deseo de degustar la autenticidad del territorio a la vez que integra al agricultor en la cadena de valor del turismo a través del suministro de los alimentos.
La nueva demanda turística se decanta -debido a la crisis originada por el Covid-19- por las ofertas de experiencias y naturaleza, buscando una variedad de actividades que le permitan el contacto con la historia, cultura, medioambiente y poblaciones (Kastenholz, 2012). Por ello, la tendencia actual, busca oportunidades donde pueda realizar actividades con las que tener experiencias a través del contacto directo con los destinos naturales y la población local.
Tras la revisión de las investigaciones que han tratado los conceptos existentes entre la agricultura, paisaje y turismo, en los que la agricultura es poco valorada, destacan los retos de desarrollo y competitividad del sector agrícola como recurso poco valorado desde el punto de vista turístico, en consecuencia se concluyen los aspectos siguientes:
- Se observan crecimientos de la demanda interesada por los productos rurales y agroalimentarios kilómetro cero.
- Los agricultores desconocen las ventajas de vincular su actividad principal con el sistema turístico. Asimismo, el sistema turístico no mantiene estrecho vínculos con la agricultura de proximidad.
- Destaca el papel fundamental que desempeña el paisaje en la experiencia turística.
- El paisaje agrícola como producto turístico asume la componente cultural en la preservación de edificios tradicionales como los Riu-Raus.
- La agricultura como producto turístico surge como una oportunidad para el paisaje, los territorios y los agricultores, permitiendo diversificar actividades recreativas en las fincas.
- El contacto directo de los turistas con los agricultores al estar la población cada vez más urbanizada y alejada de la base productiva de alimentos.
- El turismo basado en la gastronomía mantiene fuertes vínculos con la agricultura ya que promueve el contacto con los productos desde “la tierra hasta la mesa”.
- El consumo de los productos agroalimentarios permite al turista implicarse en la cultura local ampliando su experiencia positiva.
- Para que el turismo basado en la agricultura sea posible hay que dar preferencia a políticas comarcales de valorización de una agricultura sostenible y responsable.
A modo de conclusión, se constata la profunda relación entre los paisajes agrarios y sus potencialidades para formar parte de estrategias de turismo sostenible. Partiendo de la literatura científica de la Carta de Baeza sobre el Patrimonio Agrario de la universidad Internacional de Andalucía, los paisajes agrarios, debido a su carácter cultural y riqueza patrimonial, avalan su sostenibilidad en relación con la actividad turística siempre con unos criterios de planificación adecuados.
Alejandro Llobell Dalmau
Concejal del PSPV-PSOE en Teulada Moraira
El potencial como paisajes culturales agrarios que ofrecen los bancales escalonados de la Marina Alta, no han sido debidamente puestos en valor como elementos turísticos, sociales o medioambientales. En el paisaje de bancales, se define el estado de conservación de los recursos naturales; se expresa la autenticidad sociocultural de las comunidades que lo habitan y favorece la actividad económica agraria con bajos rendimientos de explotación, que, de momento, con la actual crisis de la pandemia del Covid-19, ha notado un resurgimiento de todos los factores relacionados con la naturaleza.
El paisaje, es portador como recurso cultural y escénico de gran importancia y añade valor al territorio entendido como patrimonio con su atractivo turístico. “La revalorización de los atractivos culturales, naturales y patrimoniales de los paisajes agrarios es un relevante fenómeno del nuevo escenario turístico por su relación entre la rural y urbano” (Bell 2006). Según el Convenio Europeo del Paisaje, estos elementos sitúan al paisaje como síntesis de aspectos culturales, ecológicos, medioambientales y sociales de los territorios, especialmente de los rurales. Además, el Convenio Europeo reconoce los espacios rurales y agrarios como factores clave de la identidad cultural de los territorios al ser la clave del bienestar individual y social.
El turismo, lo asociamos teóricamente al disfrute del paisaje y lo identificamos con naturaleza, turismo rural y ecoturismo o en áreas naturales protegidas. Actualmente estas actividades han ampliado su actividad a todo tipo de paisajes incorporando los atractivos patrimoniales y culturales como factores de atracción. En consecuencia, el interés por los paisajes rurales entendidos como núcleos de atracción, históricos, ecológicos, sociales, culturales y gastronómicos reflejan de alguna manera la influencia de nuestra cultura a lo largo del tiempo, expresan la relación entre los habitantes de la comarca y el territorio rural aportando elementos como la tranquilidad, valor estético y patrimonial imprescindibles para articular nuevas demandas y experiencias turísticas ante la pandemia del Covid-19.
Como afirma Ruiz Urrestarazu (2001) “los valores culturales de estos territorios a partir de su viabilidad turística generan respuestas emotivas y estéticas en torno a un determinado tipo de organización territorial, de paisajes y de tradiciones locales”. En consecuencia, los paisajes agrarios tradicionales revelan la identidad y la cultura de quienes lo habitan.
Muchos de estos lugares ya están reconocidos como Paisajes Culturales en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, como es el caso de los bancales y muros de piedra seca de la comarca y también, los incluidos en el Plan de Acción Territorial del Paisaje de la Comunidad Valenciana. Paisajes de Relevancia Regional (PRR26) “Penyal de Ifach y terrazas litorales de Benissa y Teulada”.
Es un compendio relevante como producto turístico en la comarca. Enraizado con el paisaje rural es la agricultura y la diversidad de recursos derivados de la misma. Además del rico patrimonio agroalimentario de la uva de mesa de Moscatel, el vino y los productos kilómetro cero, indisociables en su identidad e historia, las oportunidades de participar y contactar con los agricultores pueden resultar positivas para la puesta en marcha de nuevas modalidades turísticas.
Los vínculos establecidos entre agricultura y turismo han sido analizados y estudiados por Walford, 2001; Fleischer y Tchetchik, 2005 o entre agricultura y paisaje (De Montis et al., 2017; Thompson et al., 2016). Ofrecen diferentes perspectivas y enfoques del desarrollo rural basados en la agricultura. Ofrecen características singulares al promover la participación de los actores locales, revalorizar los productos locales, preservar el paisaje y conservar las tradiciones locales. En definitiva, consideran:
- El paisaje permite al turista el contacto con la naturaleza, espacios agrarios y sus paisajes culturales.
- Las tradiciones rurales asociadas a la agricultura, especialmente la agricultura a pequeña escala, que revela la autenticidad del modo de vida rural de la Marina Alta y el respeto por la naturaleza.
- El patrimonio gastronómico y vinícola que desarrolla un papel importante para el turismo sostenible y el deseo de degustar la autenticidad del territorio a la vez que integra al agricultor en la cadena de valor del turismo a través del suministro de los alimentos.
La nueva demanda turística se decanta -debido a la crisis originada por el Covid-19- por las ofertas de experiencias y naturaleza, buscando una variedad de actividades que le permitan el contacto con la historia, cultura, medioambiente y poblaciones (Kastenholz, 2012). Por ello, la tendencia actual, busca oportunidades donde pueda realizar actividades con las que tener experiencias a través del contacto directo con los destinos naturales y la población local.
Tras la revisión de las investigaciones que han tratado los conceptos existentes entre la agricultura, paisaje y turismo, en los que la agricultura es poco valorada, destacan los retos de desarrollo y competitividad del sector agrícola como recurso poco valorado desde el punto de vista turístico, en consecuencia se concluyen los aspectos siguientes:
- Se observan crecimientos de la demanda interesada por los productos rurales y agroalimentarios kilómetro cero.
- Los agricultores desconocen las ventajas de vincular su actividad principal con el sistema turístico. Asimismo, el sistema turístico no mantiene estrecho vínculos con la agricultura de proximidad.
- Destaca el papel fundamental que desempeña el paisaje en la experiencia turística.
- El paisaje agrícola como producto turístico asume la componente cultural en la preservación de edificios tradicionales como los Riu-Raus.
- La agricultura como producto turístico surge como una oportunidad para el paisaje, los territorios y los agricultores, permitiendo diversificar actividades recreativas en las fincas.
- El contacto directo de los turistas con los agricultores al estar la población cada vez más urbanizada y alejada de la base productiva de alimentos.
- El turismo basado en la gastronomía mantiene fuertes vínculos con la agricultura ya que promueve el contacto con los productos desde “la tierra hasta la mesa”.
- El consumo de los productos agroalimentarios permite al turista implicarse en la cultura local ampliando su experiencia positiva.
- Para que el turismo basado en la agricultura sea posible hay que dar preferencia a políticas comarcales de valorización de una agricultura sostenible y responsable.
A modo de conclusión, se constata la profunda relación entre los paisajes agrarios y sus potencialidades para formar parte de estrategias de turismo sostenible. Partiendo de la literatura científica de la Carta de Baeza sobre el Patrimonio Agrario de la universidad Internacional de Andalucía, los paisajes agrarios, debido a su carácter cultural y riqueza patrimonial, avalan su sostenibilidad en relación con la actividad turística siempre con unos criterios de planificación adecuados.
Alejandro Llobell Dalmau
Concejal del PSPV-PSOE en Teulada Moraira
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