Cómo detectar el Alzheimer durante la conducción
Durante estos días, se están desarrollando muchas actividades relacionadas con la enfermedad del “Alzheimer”, con el fin de concienciar a la población de los efectos de dicha enfermedad.
A lo largo de estos últimos años, esta enfermedad de deterioro cognitivo, que ha ido desgraciadamente en aumento a la vista de las estadísticas que se publican en distintos medios especializados de la materia, vienen a confirmar que debemos de estar muy atentos a todas aquellas señales de alarma que pueden evidenciar el inicio de esta enfermedad y aún más por sus consecuencias cuando se conduce un vehículo a motor.
Puesto que este artículo trata al menos de ofrecer, una nueva visión de detección del inicio de esta enfermedad, en lo relacionado con la conducción de vehículos a motor, todo ello con la finalidad de poder iniciar lo más rápidamente posible, una atención personal y especializada del enfermo y evitar con ello, riesgos en la conducción, así como además, ofrecer recursos a los familiares de los enfermos en el traslado de los mismos.
Surge frecuentemente que son los familiares del enfermo, ante la posible sospecha de sufrir éste “Alzheimer”, hacen todo lo posible en tratar de evitar que conduzcan un vehículo, ya que muchas veces el enfermo, trata de ocultar o justificar sus problemas en la conducción, ante el temor de los familiares de incrementar el riesgo de sufrir un accidente.
Irritabilidad, desorientación, dificultades para la realización de maniobras de estacionamiento, rozaduras en el vehículo, conducir a una velocidad baja, salidas de carril, etc, deben de hacer sospechar a los familiares más allegados, que algo sucede y por tanto, deberían de proceder a derivarlo a un centro médico, con el fin de realizarle las correspondientes pruebas médicas oportunas, aunque los enfermos traten por la experiencia adquirida en otros casos, el negar dichas circunstancias enumeradas anteriormente.
Desde las Administraciones Públicas y sobre todo, los Departamentos de Seguridad Vial, deben de estar muy atentos, a los informes de accidentes que se confeccionan por parte de la Policía Local, con el fin de poder detectar la posible pérdida de aptitud de un conductor y si fuera el caso, de asesorar de todas las medidas legales que se pueden iniciar en este tipo de casos.
También sería conveniente ante las señales de alarma que puedan ser detectadas por un familiar, procedería a realizar un pequeño recorrido con el fin de poder disipar estas dudas sobre la conducción, ya que se ha demostrado que existe una correlación entre el deterioro cognitivo y el incremento del riesgo de accidente.
Y para ello, una buena estrategia de seguridad vial sería plantear que un familiar conduzca un vehículo y le pidiera al enfermo, que le guie a un determinado lugar, para poder así poder conocer el alcance de las sospechas “del inicio o no” de la enfermedad.
También tendremos que tener en cuenta, las posibilidades administrativas de carácter excepcional que puede ofrecer la legislación autonómica a los familiares de los enfermos, cuando trasladen a los mismos por las vías urbanas, todo ello en virtud del Decreto 72/2016, de 10 de junio, del Consell, por el que se regula la tarjeta de
estacionamiento para vehículos que transportan personas con discapacidad que presentan movilidad reducida y se establecen las condiciones para su concesión.
Y finalmente en caso de dudas, los familiares deberían de acudir a los organismos y entidades públicas, donde estudiarán y valorarían caso por caso, el posibilitar el inicio de los trámites necesarios para poder revocar si fuera el caso, la autorización del permiso de conducir vehículos a motor o tratar de facilitar o por el contrario, ofrecer recursos para tratar de mejorar la situación de accesibilidad y transporte del enfermo.
Manuel Navarro Ribelles
Especialista en Derecho del Tráfico y Seguridad Vial, por el Centro de Estudios Jurídicos de Granada
A lo largo de estos últimos años, esta enfermedad de deterioro cognitivo, que ha ido desgraciadamente en aumento a la vista de las estadísticas que se publican en distintos medios especializados de la materia, vienen a confirmar que debemos de estar muy atentos a todas aquellas señales de alarma que pueden evidenciar el inicio de esta enfermedad y aún más por sus consecuencias cuando se conduce un vehículo a motor.
Puesto que este artículo trata al menos de ofrecer, una nueva visión de detección del inicio de esta enfermedad, en lo relacionado con la conducción de vehículos a motor, todo ello con la finalidad de poder iniciar lo más rápidamente posible, una atención personal y especializada del enfermo y evitar con ello, riesgos en la conducción, así como además, ofrecer recursos a los familiares de los enfermos en el traslado de los mismos.
Surge frecuentemente que son los familiares del enfermo, ante la posible sospecha de sufrir éste “Alzheimer”, hacen todo lo posible en tratar de evitar que conduzcan un vehículo, ya que muchas veces el enfermo, trata de ocultar o justificar sus problemas en la conducción, ante el temor de los familiares de incrementar el riesgo de sufrir un accidente.
Irritabilidad, desorientación, dificultades para la realización de maniobras de estacionamiento, rozaduras en el vehículo, conducir a una velocidad baja, salidas de carril, etc, deben de hacer sospechar a los familiares más allegados, que algo sucede y por tanto, deberían de proceder a derivarlo a un centro médico, con el fin de realizarle las correspondientes pruebas médicas oportunas, aunque los enfermos traten por la experiencia adquirida en otros casos, el negar dichas circunstancias enumeradas anteriormente.
Desde las Administraciones Públicas y sobre todo, los Departamentos de Seguridad Vial, deben de estar muy atentos, a los informes de accidentes que se confeccionan por parte de la Policía Local, con el fin de poder detectar la posible pérdida de aptitud de un conductor y si fuera el caso, de asesorar de todas las medidas legales que se pueden iniciar en este tipo de casos.
También sería conveniente ante las señales de alarma que puedan ser detectadas por un familiar, procedería a realizar un pequeño recorrido con el fin de poder disipar estas dudas sobre la conducción, ya que se ha demostrado que existe una correlación entre el deterioro cognitivo y el incremento del riesgo de accidente.
Y para ello, una buena estrategia de seguridad vial sería plantear que un familiar conduzca un vehículo y le pidiera al enfermo, que le guie a un determinado lugar, para poder así poder conocer el alcance de las sospechas “del inicio o no” de la enfermedad.
También tendremos que tener en cuenta, las posibilidades administrativas de carácter excepcional que puede ofrecer la legislación autonómica a los familiares de los enfermos, cuando trasladen a los mismos por las vías urbanas, todo ello en virtud del Decreto 72/2016, de 10 de junio, del Consell, por el que se regula la tarjeta de estacionamiento para vehículos que transportan personas con discapacidad que presentan movilidad reducida y se establecen las condiciones para su concesión.
Y finalmente en caso de dudas, los familiares deberían de acudir a los organismos y entidades públicas, donde estudiarán y valorarían caso por caso, el posibilitar el inicio de los trámites necesarios para poder revocar si fuera el caso, la autorización del permiso de conducir vehículos a motor o tratar de facilitar o por el contrario, ofrecer recursos para tratar de mejorar la situación de accesibilidad y transporte del enfermo.
Manuel Navarro Ribelles
Especialista en Derecho del Tráfico y Seguridad Vial, por el Centro de Estudios Jurídicos de Granada
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