Una peligrosa encuesta

Quiero invitar al lector a una reflexión sobre las encuestas telefónicas como las que en estos pasados días se realizaron en este municipio y que podrían suponer un quebrantamiento peligroso del anonimato de los ciudadanos de Teulada-Moraira.

Partamos de la base que este tipo de encuestas no se realizan por arte de birlibirloque, esto es por arte de magia o encantamiento. Necesariamente,  alguien, bien sea particular, empresa, partido político etc.,  tiene que contratar  los servicios de una agencia que se dedique a estos menesteres.

Los contenidos de este tipo de encuestas, supuestamente confidenciales, buscan un objetivo. Este no es otro que -mediante una serie de preguntas a los ciudadanos, que sirvan para la obtención de indicadores-  determinar o conocer  de manera precisa, la valoración de  la reputación o el trabajo de una persona determinada como es el caso de la encuesta que trata este escrito referida a la valoración del alcalde, Antoni Joan Bertomeu.

Esto que en principio no pasaría de lo anecdótico en el caso de que las encuestas se realizaran por personas físicas en el municipio, sin solicitar ningún dato personal, cambia cuando las mismas,  se realiza telefónicamente.

Vayamos por partes. Las empresas que se dedican a esta labor, para obtener los teléfonos ¿al azar?, de los ciudadanos del municipio, previsiblemente -y si esto no fuera así, la preocupación sería aún mayor-  tienen que buscar un directorio donde  aparezcan los números telefónicos de los abonados a los que se les llama y se realiza el trabajo o encuesta solicitada. Una base de datos pública, bien podría ser  por ejemplo las páginas blancas de telefónica (Pinchen en este enlace y hagan la prueba).

Hasta ahí todo correcto. Pero ¿y si el encuestador al otro lado de la línea se guarda la información que ofrece esta página o el directorio físico -el listín telefónico en papel- y se la aporta a quien ha contratado la encuesta? Obviamente esto son solo meras suposiciones.

Ahora bien, entrando en mundo de las hipótesis, podemos llegar a pensar que dependiendo del tipo de preguntas como las formuladas en la encuesta realizada en Teulada-Moraira, quizás nos halláramos enfrente de  peligrosas  situaciones, partiendo de la base que desconocemos a ciencia cierta, que los datos obtenidos incluidos los personales como son el nombre, la dirección y el teléfono,  son reportados al contratante.

Seamos claros. En un municipio de 12.000 personas nos conocemos casi todos y solo el hecho de pensar que mi nombre pueda estar en una lista privada, a modo de encuesta,  donde he respondido a preguntas sin conocer  de qué modo se utilizarán estos datos, reconozcámoslo… tiene un cierto riesgo.

Piense el lector en todas las posibilidades y haga sus propias cábalas, seguro que se sorprenderá.

Vicente Bolufer