Suspendido un llamamiento a la solidaridad en Teulada-Moraira para el envío de medicamentos a Palestina
El llamamiento para informar que unos pocos voluntarios en Teulada-Moraira, se habían unido para poner en marcha una recolecta de medicamentos para enviarlos a la embajada de Palestina tuvo finalmente que ser suspendido. Los jóvenes chocaron con la dura realidad de la administración.
Nadia Antón Raeymaekers y un grupo de amigos quisieron poner en marcha un proyecto solidario. Aunque la idea arrancó hace dos semanas, los trámites burocráticos fueron un obstáculo que impidió llevar a cabo una recolecta de medicamentos para enviarlos a la embajada de Palestina situada en Madrid.
La espera de una contestación tras solicitar un espacio en el mercadillo, no cumplió con los plazos legales establecidos en el municipio por lo que no tuvieron posibilidad alguna de llevar a cabo su acción solidaria. Incluso -por intentarlo todo- llegaron a mandar un mensaje privado al alcalde de la localidad, Antoni Joan Bertomeu, a través de la red social de Facebook, donde el munícipe mantiene una página pública. No hubo respuesta.
Nadia, la joven a modo de portavoz del resto de los voluntarios, puso de manifiesto la siguiente reflexión: "En Palestina está pasando, miles de niños mueren brutalmente a causa de las bombas israelíes; los cadáveres de los ciudadanos se amontonan, y las muertes no pueden contarse ya que la cifra aumenta a cada segundo. Los hogares se incendian; las bombas destruyen colegios, hospitales y sueños; la desesperanza reina por Gaza y en el resto del mundo permanecemos sordos ante sus gritos".
Su demanda a la ciudadanía tan solo consistía en medicamentos u otros materiales médicos como alcohol, agua oxigenada, betadine, vendas, gasas, etc, que en Palestina se necesita con urgencia. El bloqueo al que está sometido este país es la principal causa de estas carencias básicas, nos detallaba Nadia.
La solidaridad demostrada por el grupo de jóvenes, fue en vano. Los infructuosos intentos por conseguir un espacio público donde habilitar una mesa, para pedir en nombre de los más débiles, tropezaron de frente con una dura realidad administrativa a la que no están acostumbrados.
Nadia Antón Raeymaekers y un grupo de amigos quisieron poner en marcha un proyecto solidario. Aunque la idea arrancó hace dos semanas, los trámites burocráticos fueron un obstáculo que impidió llevar a cabo una recolecta de medicamentos para enviarlos a la embajada de Palestina situada en Madrid.
La espera de una contestación tras solicitar un espacio en el mercadillo, no cumplió con los plazos legales establecidos en el municipio por lo que no tuvieron posibilidad alguna de llevar a cabo su acción solidaria. Incluso -por intentarlo todo- llegaron a mandar un mensaje privado al alcalde de la localidad, Antoni Joan Bertomeu, a través de la red social de Facebook, donde el munícipe mantiene una página pública. No hubo respuesta.
Nadia, la joven a modo de portavoz del resto de los voluntarios, puso de manifiesto la siguiente reflexión: "En Palestina está pasando, miles de niños mueren brutalmente a causa de las bombas israelíes; los cadáveres de los ciudadanos se amontonan, y las muertes no pueden contarse ya que la cifra aumenta a cada segundo. Los hogares se incendian; las bombas destruyen colegios, hospitales y sueños; la desesperanza reina por Gaza y en el resto del mundo permanecemos sordos ante sus gritos".
Su demanda a la ciudadanía tan solo consistía en medicamentos u otros materiales médicos como alcohol, agua oxigenada, betadine, vendas, gasas, etc, que en Palestina se necesita con urgencia. El bloqueo al que está sometido este país es la principal causa de estas carencias básicas, nos detallaba Nadia.
La solidaridad demostrada por el grupo de jóvenes, fue en vano. Los infructuosos intentos por conseguir un espacio público donde habilitar una mesa, para pedir en nombre de los más débiles, tropezaron de frente con una dura realidad administrativa a la que no están acostumbrados.
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