Encontré un gilipollas
Como el que anda por el campo y ve un caracol, navegaba por Facebook di con un gilipollas. Si quien encuentra el caracol es un experto en malacología lo que hará es clasificarlo adecuadamente. Si no es experto, se limitará a decir que el caracol es grande o no tanto. En el caso del que hablo puedo decir que el gilipollas es grande. Es decir, que es muy gilipollas. El uso de esta palabra se justifica en que procede de la terminología del sujeto.
Hay gente de la que, por su comportamiento, se deduce que ha vivido entre algodones, ha tenido sus oportunidades, que ha aprovechado, en su totalidad o parcialmente, y que se siente cómoda en un sistema de castas, en el que sólo permite acercarse a quienes considera sus pares y con los demás contemporiza. No tienen reparos en actuar con prepotencia, chulería, befa y escarnio, como sempiternos niñatos consentidos.
Si se hubieran tenido que enfrentar con la vida sin más armas que sus propias manos y sin más ayuda que la que pudieran prestarse a sí mismos entonces se habrían dado cuenta de que hay otros valores y otras capacidades y otros méritos que merecen respeto.
Quien ha tenido que enfrentarse con la vida sabe lo que es el respeto al prójimo. Entonces, busca hacer las cosas de forma elegante y no desconsiderada y chulesca.
Dijo Freud que fue un hombre afortunado, porque nada le resultó fácil. Esto lo sabe todo el mundo y sobre todo los que se las dan de cultos, o lo son, pero ya se ve luego que no lo acaban de comprender.
No se dan cuenta de que menospreciar a quien no se conoce puede dar pie a que un día se les dé una lección de la que les cueste reponerse. Hay personas que parecen poca cosa, pero que llegado el caso saben dar la cara cuando la mayoría, dentro de la cual están los niñatos, se difumina.
Como el que anda por el campo y ve un caracol, navegaba por Facebook di con un gilipollas. Si quien encuentra el caracol es un experto en malacología lo que hará es clasificarlo adecuadamente. Si no es experto, se limitará a decir que el caracol es grande o no tanto. En el caso del que hablo puedo decir que el gilipollas es grande. Es decir, que es muy gilipollas. El uso de esta palabra se justifica en que procede de la terminología del sujeto.
Hay gente de la que, por su comportamiento, se deduce que ha vivido entre algodones, ha tenido sus oportunidades, que ha aprovechado, en su totalidad o parcialmente, y que se siente cómoda en un sistema de castas, en el que sólo permite acercarse a quienes considera sus pares y con los demás contemporiza. No tienen reparos en actuar con prepotencia, chulería, befa y escarnio, como sempiternos niñatos consentidos.
Si se hubieran tenido que enfrentar con la vida sin más armas que sus propias manos y sin más ayuda que la que pudieran prestarse a sí mismos entonces se habrían dado cuenta de que hay otros valores y otras capacidades y otros méritos que merecen respeto.
Quien ha tenido que enfrentarse con la vida sabe lo que es el respeto al prójimo. Entonces, busca hacer las cosas de forma elegante y no desconsiderada y chulesca.
Dijo Freud que fue un hombre afortunado, porque nada le resultó fácil. Esto lo sabe todo el mundo y sobre todo los que se las dan de cultos, o lo son, pero ya se ve luego que no lo acaban de comprender.
No se dan cuenta de que menospreciar a quien no se conoce puede dar pie a que un día se les dé una lección de la que les cueste reponerse. Hay personas que parecen poca cosa, pero que llegado el caso saben dar la cara cuando la mayoría, dentro de la cual están los niñatos, se difumina.

























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