Señoras y señores
Los seres humanos nos agrupamos en dos grupos, hombres y mujeres. Dicha
clasificación se rige por una base meramente genética, pero viene
acompañada socialmente por unos estereotipos que nos hacen ser víctimas
de creencias sociales estandarizadas.
Las mujeres somos aquellas
que no sabemos aparcar, que no sabemos entender un mapa y aquellas que
somos incapaces de montar una estantería de Ikea. Por otro lado están
los hombres, individuos que no escuchan, parcos en palabras e incapaces
de hacer dos cosas a la vez.
¿Mito o realidad?
Pues bien,
pensarás que de los ejemplos que he puesto –seas hombre o mujer- tú sí
que lo puedes hacer. Vale, es posible que no tengas dificultad para
hacerlo, pero por lo general, nos vemos limitados ante ciertas
actividades debido a nuestro cerebro, ya que todo depende de la
actividad cerebral que haya en él.
En todos los estudios al
respecto, se demuestra que anatómicamente, el cerebro es diferente entre
hombres y mujeres y eso hace que nuestro comportamiento sea distinto,
ya que nuestro cerebro está compuesto por dos partes –llamados
hemisferios- que están conectados entre sí. Cada hemisferio se encarga
de unas funciones en concreto y ahí es donde da lugar la diferenciación.
El
cerebro de los hombres tiene mayor actividad cerebral en las áreas de
la percepción y la coordinación, de ahí que tengáis mayor capacidad para
entender los mapas, instrucciones y la conducción. Frente al cerebro
femenino que tiene mayor actividad cerebral en las áreas de razonamiento
analítico, lenguaje, la intuición y mayor conectividad entre ambos
hemisferios, es por ello que las mujeres tengamos un vocabulario más
amplio, podamos hacer varias cosas a la vez y seamos más intuitivas.
No
obstante, son patrones generales, como decía al principio son
estereotipos que no siempre te puedes sentir identificad@, pero si debes
tener en cuenta que esa base biológica junto con la base cultural hacen
que cada uno seamos entes individuales regidos por una sociedad.
La igualdad admira de la diferencia, su inteligencia.
Carolina Vallés Martí
Psicóloga. Máster en trastornos de la conducta alimentaria y trastornos de personalidad
Los seres humanos nos agrupamos en dos grupos, hombres y mujeres. Dicha
clasificación se rige por una base meramente genética, pero viene
acompañada socialmente por unos estereotipos que nos hacen ser víctimas
de creencias sociales estandarizadas.
Las mujeres somos aquellas
que no sabemos aparcar, que no sabemos entender un mapa y aquellas que
somos incapaces de montar una estantería de Ikea. Por otro lado están
los hombres, individuos que no escuchan, parcos en palabras e incapaces
de hacer dos cosas a la vez.
¿Mito o realidad?
Pues bien,
pensarás que de los ejemplos que he puesto –seas hombre o mujer- tú sí
que lo puedes hacer. Vale, es posible que no tengas dificultad para
hacerlo, pero por lo general, nos vemos limitados ante ciertas
actividades debido a nuestro cerebro, ya que todo depende de la
actividad cerebral que haya en él.
En todos los estudios al
respecto, se demuestra que anatómicamente, el cerebro es diferente entre
hombres y mujeres y eso hace que nuestro comportamiento sea distinto,
ya que nuestro cerebro está compuesto por dos partes –llamados
hemisferios- que están conectados entre sí. Cada hemisferio se encarga
de unas funciones en concreto y ahí es donde da lugar la diferenciación.
El
cerebro de los hombres tiene mayor actividad cerebral en las áreas de
la percepción y la coordinación, de ahí que tengáis mayor capacidad para
entender los mapas, instrucciones y la conducción. Frente al cerebro
femenino que tiene mayor actividad cerebral en las áreas de razonamiento
analítico, lenguaje, la intuición y mayor conectividad entre ambos
hemisferios, es por ello que las mujeres tengamos un vocabulario más
amplio, podamos hacer varias cosas a la vez y seamos más intuitivas.
No
obstante, son patrones generales, como decía al principio son
estereotipos que no siempre te puedes sentir identificad@, pero si debes
tener en cuenta que esa base biológica junto con la base cultural hacen
que cada uno seamos entes individuales regidos por una sociedad.
La igualdad admira de la diferencia, su inteligencia.
Carolina Vallés Martí
Psicóloga. Máster en trastornos de la conducta alimentaria y trastornos de personalidad

























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