Sí hombre sí...
¡¡¡¡ Pero por qué se me ocurriría ir a los chinos !!!!
En una ocasión conté que esto de los chinos es mucho. Van a un país que
no dominan el idioma, abren un local, y en vez de tener una o dos cosas
para vender y no liarse… pues nada, tropecientas mil; claro como los que
se lían no son ellos, que eres tú… le va a preocupa ahora al chino eso.
Pero
yo en el fondo, pero muy en el fondo, los entiendo porque ¿qué es para
un chino tener, por ejemplo, 1.000, 2.000 o 4.789 cosas distintas cuando
ellos son más de 1.300 millones…?, pues nada. Estoy seguro que ellos
hacen una proporción, extrapolan números, hacen una regla de tres,
chinos/ objetos, y se entristecen, les sale a deber, que ya solo en la
región de Jiangsu (os lo juro que no vuelvo a ver un mapa de China) hay
300 millones de pavos.
Pero claro, para nosotros que rondamos los
50 millones de españoles; o sea, 1.255 millones de chinos menos, pues
en esos locales tienen de todo y de sobra. Y tú entras en uno, preguntas
por lo que sea y la frase es «palante palante». Y sigues palante
palante, y cuando ya estás palante palantísimo y ya preguntas a gritos
que dónde está lo que buscas oyes que «¡¡palante palante!!»; pero
compruebas que no pude haber más «palante», que salvo que hayan excavado
ilegalmente un túnel y tengan tiendas bajo el suelo… que te dicen dónde
esta la puerta para ir al subterráneo o que la tienda se acabó.
Pues
en ese palante que ya ni veía la puerta de entrada estaba yo buscando
plastilina. Y mira que me lo dije al entrar: «Pero Guisande, cómo van a
saber estos tíos tíos lo que es la plastilina…, ¡¡¡¡cómo lo van a saber
¡¡¡, ¡¡¡co-mo-lo-van-a-saberrrrrr!!!. Tú por ahorrar… ».
Pues
después de media hora siempre palante palante palante encontré la
plastilina; pagué 80 céntimos, salí a la calle, abrí el bote y de los
primeros que me acordé al tocarla fue de los mineros de Gijón porque
deber ser un trabajo duro ese de romper la roca… pues como la piedra
estaba la plastilina: petrificada, solidificada, fosilizada. No había
quien la moviera. Hombre, ir a reclamar 80 céntimos… pues no, no era el
caso, pero que me dieron ganas de entrar y preguntar si con el bote de
plastilina venía una apisonadora, pero una apisonadora de verdad para
moldearla…
Sin dedos me quedé Os lo juro que sin dedos me quedé
en el intento de darle forma a aquellos taquitos de colores, que al
final terminaron pues donde termina el 90% de las cosas que compras en
los chinos, todas esas cochinadas, en palante, digo en la basura.
En una ocasión conté que esto de los chinos es mucho. Van a un país que
no dominan el idioma, abren un local, y en vez de tener una o dos cosas
para vender y no liarse… pues nada, tropecientas mil; claro como los que
se lían no son ellos, que eres tú… le va a preocupa ahora al chino eso.
Pero
yo en el fondo, pero muy en el fondo, los entiendo porque ¿qué es para
un chino tener, por ejemplo, 1.000, 2.000 o 4.789 cosas distintas cuando
ellos son más de 1.300 millones…?, pues nada. Estoy seguro que ellos
hacen una proporción, extrapolan números, hacen una regla de tres,
chinos/ objetos, y se entristecen, les sale a deber, que ya solo en la
región de Jiangsu (os lo juro que no vuelvo a ver un mapa de China) hay
300 millones de pavos.
Pero claro, para nosotros que rondamos los
50 millones de españoles; o sea, 1.255 millones de chinos menos, pues
en esos locales tienen de todo y de sobra. Y tú entras en uno, preguntas
por lo que sea y la frase es «palante palante». Y sigues palante
palante, y cuando ya estás palante palantísimo y ya preguntas a gritos
que dónde está lo que buscas oyes que «¡¡palante palante!!»; pero
compruebas que no pude haber más «palante», que salvo que hayan excavado
ilegalmente un túnel y tengan tiendas bajo el suelo… que te dicen dónde
esta la puerta para ir al subterráneo o que la tienda se acabó.
Pues
en ese palante que ya ni veía la puerta de entrada estaba yo buscando
plastilina. Y mira que me lo dije al entrar: «Pero Guisande, cómo van a
saber estos tíos tíos lo que es la plastilina…, ¡¡¡¡cómo lo van a saber
¡¡¡, ¡¡¡co-mo-lo-van-a-saberrrrrr!!!. Tú por ahorrar… ».
Pues
después de media hora siempre palante palante palante encontré la
plastilina; pagué 80 céntimos, salí a la calle, abrí el bote y de los
primeros que me acordé al tocarla fue de los mineros de Gijón porque
deber ser un trabajo duro ese de romper la roca… pues como la piedra
estaba la plastilina: petrificada, solidificada, fosilizada. No había
quien la moviera. Hombre, ir a reclamar 80 céntimos… pues no, no era el
caso, pero que me dieron ganas de entrar y preguntar si con el bote de
plastilina venía una apisonadora, pero una apisonadora de verdad para
moldearla…
Sin dedos me quedé Os lo juro que sin dedos me quedé
en el intento de darle forma a aquellos taquitos de colores, que al
final terminaron pues donde termina el 90% de las cosas que compras en
los chinos, todas esas cochinadas, en palante, digo en la basura.

























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.37