Reflexiones sobre el cierre de RTVV y las TV autonómicas
El cierre de un medio de comunicación siempre es una mala noticia, sea
de la tendencia que sea, ya sea Canal 9 o anteriores como CNN+ o diario
Público (yo no me alegro del cierre de un medio como hizo la izquierda
con el falso cierre de Intereconomía) porque con ellos se apaga una voz,
aunque esa voz no piense como nosotros. El cierre duele más si se trata
de un medio que ha crecido con nosotros. RTVV tiene casi mi edad. En la
memoria quedan programas de calidad y que nos llegaron a todos, que
marcaron una época, como el ‘a guanyar diners’, el Babalà, el Canta
Canta, l’Alqueria Blanca o para bien o para mal el Tómbola. También las
retransmisiones de partidos de fútbol, de las Fallas y las fiestas
populares, o esos informativos cuando llegaba la gota fría a nuestra
tierra. Por eso, con el cierre de Canal 9 perdemos como un referente de
nuestra memoria. Y como no, lo más duro siempre es pensar en los
trabajadores que se van a la calle, en sus familias. Los principales
damnificados de cualquier cierre son los trabajadores, y ante eso hay
que solidarizarse con todos los que pierden el empleo.
Ahora
bien, no nos dejemos llevar por lecturas pasionales o simplistas, de
lanzar vivas por el cierre o decir que Canal 9 tenía que mantenerse sí o
sí costara lo que costara. En primer lugar, creo que Alberto Fabra ha
demostrado una enorme valentía al tomar la decisión. Lo fácil hubiera
sido tragarse los 1.700 trabajadores tras la anulación del ERE por el
TSJCV, gastarse 200 millones al año en televisión y esquivar la guerra
tanto de los trabajadores como de la oposición. Pero no hubiera sido lo
responsable. Todos sabían, incluida la oposición y los propios
sindicatos que denunciaron el ERE, que RTVV estaba abocada al cierre si
se tumbaba el ERE. Que una empresa pública no puede asumir ese gasto ni
ese personal. Fabra, consciente de la polvareda que iba a levantar, ha
tomado la decisión que tocaba, dura, durísima, pero la que tocaba. Y
cuanto antes. Pues retrasarla con posibles recursos sólo llevaría a
postergar más la agonía. El Consell intentó hacer una RTVV asumible,
reduciendo su tamaño y externalizando contenidos. Por eso se hizo el ERE
de más de 1.000 personas, no por capricho. Para que RTVV pudiera
sobrevivir. Los sindicatos, conscientes de eso, tiraron para delante con
su recurso, y ahora no hay ERE para 1.000, sino para 1.700. Ellos lo
sabían. No estoy diciendo que la culpa de lo que ha pasado en los
últimos 24 años sea de los sindicatos, ni mucho menos, pero sí de la
puntilla final que ha llevado al cierre. Mientras ellos brindaban con
champán en las puertas de RTVV por la anulación, en ese mismo instante
se certificaba el fin del trabajo de sus compañeros de dentro.
¿Entonces
de quién es la culpa? Primero habrá que ver quién o qué se hizo mal en
el ERE, que al prosperar el recurso ha acabado con la nueva ‘Nou’. Y
segundo, hay que hacer una profunda reflexión y una catarsis de lo que
ha ocurrido en estos 24 años. En el PP, en otras formaciones y en la
sociedad en general. Debemos aprender de esto como sociedad para
evitarlo en un futuro. Yo, como miembro del PP, no quiero que mi partido
lo esquive, quiero que reflexione, que aprenda de lo ocurrido, y si hay
que tomar alguna medida contra alguien que ha llevado a RTVV a esta
situación, que se tome. Como bien dijo el vicepresidente José Císcar,
hace años no nos planteábamos el sobredimensionamiento de RTVV o que se
pagaran cosas como los derechos del fútbol. Lo veíamos normal. No el PP,
sino toda la sociedad. Ahora las circunstancias han cambiado, y lo que
debemos hacer es aprender todos.
Lo que no debemos tolerar
es lecciones de la izquierda de la Comunitat Valenciana, del PSPV, EU y
Compromís, el #tripartitoruina o lo que sean, que en el caso de RTVV,
como no iba a ser menos, están demostrando una #DobleMoral superlativa.
Esa izquierda que ha vilipendiado hasta límites insospechados a RTVV
ahora parece que sean sus seguidores número 1. Esa izquierda que ha
pedido en reiteradas ocasiones su cierre, que pitaba a los trabajadores
de Canal 9 cuando iban a sus actos (sí, tanto que dicen que respetan a
los trabajadores) ahora se rasga las vestiduras. Ahí tenemos al propio
Ximo Puig que hace un año dijo que “nadie lloraría si muriese Canal 9” (http://www.abc.es/local-comunidad-valenciana/20131106/abci-pspv-reabrir-rtvv-201311061125.html) o a su diputado Vicent Sarrià que pidió en Cortes “un ERE o lo que haga falta” (http://www.lasprovincias.es/valencia/20091118/politica/pspv-propone-haga-falta-20091118.html)
y que luego con toda la desvergüenza se opusieron al ERE necesario para
salvar RTVV. Ese mismo PSPV que en época de Jorge Alarte con su ‘matón
de prensa’ Josep Moreno pedía una y otra vez acabar con Canal 9 (e
incluso este último amenazaba a medios privados), escenificado en la
visita del otrora todopoderoso José Blanco exigiendo el cierre de RTVV (http://www.elmundo.es/elmundo/2011/01/23/valencia/1295788855.html),
ese mismo es el que ahora promete reabrir la empresa (¿¿??). Esa misma
izquierda que se opuso al ERE (cómo se podía salvar Canal 9 sin ERE, que
lo expliquen) y que ahora brama y agita contra el cierre, pidiendo que
si hace falta desviemos partidas de los Presupuestos (Morera dixit) y
sigamos con el chorro de millones, es la que también critica y brama si
se ajustan otras partidas ¿Pueden explicar como podemos gastar en RTVV
con el dinero tan limitado? ¿De donde sacamos 100 millones? ¿Están
dispuestos a recortarlos de otro sitio? ¿A que no? Pues menos fariseísmo
y #DobleMoral. Un apunte curioso, otros que se han sumado a la
#DobleMoral por Canal 9 son UPyD, los inmaculados, que han lamentado vía
comunicado la pérdida de la tele pública cuando su líder Rosa Díez
defiende sin ambages su extinción (http://www.elconfidencial.com/espana/2011/10/11/rosa-diez-que-se-cierren-ya-todas-las-televisiones-autonomicas-85689) o el propio Toni Cantó tenía ‘soluciones’ para acabar con RTVV (http://www.lasprovincias.es/v/20120113/politica/toni-canto-cobro-euros-20120113.html).
Muy
surrealista me está pareciendo la reacción de algunos periodistas (no
todos) de RTVV. Entiendo su cabreo y respeto su derecho a la pataleta en
estos momentos. Pero una cosa es eso y otra es ver como en 24 horas
algunos se han puesto a denunciar irregularidades, conductas reprobables
y falta total de ética en el medio, así como a lanzar todo tipo de
improperios contra el PP o Fabra. Si todo eso que están denunciando
ahora es cierto ¿Por qué no lo hicieron antes si tan grave era? Hay
casos de estudio médico de cambio brutal de personalidad: periodistas
que han pasado de loar a RTVV a despotricar de la empresa y de Fabra en
cuestión de minutos.
¿Y que hacemos en el futuro? Hay que
partir de que el panorama televisivo ha cambiado mucho en los últimos
años. Cuando se creó TVE sólo había una sola televisión, y su servicio
público era fundamental. Lo mismo cuando se creó RTVV, la primera que
nos acercaba nuestra realidad territorial, nuestra cultura o que hablaba
en valenciano. Su labor ha sido fundamental. 24 años después las
televisiones autonómicas son el corralito del Gobierno de turno, véase
Canal Sur, Telemadrid o TV3, por poner tres ejemplos muy diversos, y su
función pública, con multitud de televisiones también de ámbito
regional, local o nacional en el espectro, está bastante cubierta.
Gastar por tanto en televisión, e incluso presumir de aumentar su
presupuesto como han hecho Andalucía o Cataluña, no deja de ser una
burla al ciudadano que ve como a él le tienen que ajustar y cuando hay
otras prioridades mucho más urgentes. Las televisiones públicas deben,
primero, racionalizarse (¿es necesario tener 3 canales cuando con uno
sobra?) y luego darles una salida y externalizar contenidos o
privatizarlas. Un Gobierno debe priorizar sus gastos.
¿Y en
la Comunitat Valenciana? Hacer de la necesidad, virtud. Una vez muerta
RTVV, no quedarse con el drama. Ahora se puede abrir un gran abanico de
posibilidades. Desde fundar en un futuro una nueva televisión pública a
coste cero o mínimo, como nuevas iniciativas privadas que cubran ese
espacio que deja Canal 9. Muchos se preguntan que dónde verán la ofrenda
o la ‘taula esportiva’. Pues es la hora de la iniciativa de ese sector
audiovisual que muchos ya consideran difunto con el cierre de RTVV pero
que puede tener ahí una posibilidad. Además, funcionan ya televisiones
de ámbito regional de carácter privado (TV del Mediterráneo, Levante
TV…) que ya ofrecen esos contenidos y que pueden crecer y mejorar ahora.
Como he dicho, no es lo mismo la realidad de hace 24 años que la de
ahora, y los principios por los que nació Canal 9 pueden ser cubiertos
ahora por otras televisiones. No se cercena el derecho a la información
(ni la Constitución, como ha llegado a decir EU, ellos que tanto quieren
aniquilarla y ahora se acogen a ella) porque vivimos en mundo
mediáticamente a años luz del que dejamos en 1988. El tiempo nos dará
respuestas a todo.
Enrique Martínez
Vicesecretario NNGGCV
El cierre de un medio de comunicación siempre es una mala noticia, sea
de la tendencia que sea, ya sea Canal 9 o anteriores como CNN+ o diario
Público (yo no me alegro del cierre de un medio como hizo la izquierda
con el falso cierre de Intereconomía) porque con ellos se apaga una voz,
aunque esa voz no piense como nosotros. El cierre duele más si se trata
de un medio que ha crecido con nosotros. RTVV tiene casi mi edad. En la
memoria quedan programas de calidad y que nos llegaron a todos, que
marcaron una época, como el ‘a guanyar diners’, el Babalà, el Canta
Canta, l’Alqueria Blanca o para bien o para mal el Tómbola. También las
retransmisiones de partidos de fútbol, de las Fallas y las fiestas
populares, o esos informativos cuando llegaba la gota fría a nuestra
tierra. Por eso, con el cierre de Canal 9 perdemos como un referente de
nuestra memoria. Y como no, lo más duro siempre es pensar en los
trabajadores que se van a la calle, en sus familias. Los principales
damnificados de cualquier cierre son los trabajadores, y ante eso hay
que solidarizarse con todos los que pierden el empleo.
Ahora
bien, no nos dejemos llevar por lecturas pasionales o simplistas, de
lanzar vivas por el cierre o decir que Canal 9 tenía que mantenerse sí o
sí costara lo que costara. En primer lugar, creo que Alberto Fabra ha
demostrado una enorme valentía al tomar la decisión. Lo fácil hubiera
sido tragarse los 1.700 trabajadores tras la anulación del ERE por el
TSJCV, gastarse 200 millones al año en televisión y esquivar la guerra
tanto de los trabajadores como de la oposición. Pero no hubiera sido lo
responsable. Todos sabían, incluida la oposición y los propios
sindicatos que denunciaron el ERE, que RTVV estaba abocada al cierre si
se tumbaba el ERE. Que una empresa pública no puede asumir ese gasto ni
ese personal. Fabra, consciente de la polvareda que iba a levantar, ha
tomado la decisión que tocaba, dura, durísima, pero la que tocaba. Y
cuanto antes. Pues retrasarla con posibles recursos sólo llevaría a
postergar más la agonía. El Consell intentó hacer una RTVV asumible,
reduciendo su tamaño y externalizando contenidos. Por eso se hizo el ERE
de más de 1.000 personas, no por capricho. Para que RTVV pudiera
sobrevivir. Los sindicatos, conscientes de eso, tiraron para delante con
su recurso, y ahora no hay ERE para 1.000, sino para 1.700. Ellos lo
sabían. No estoy diciendo que la culpa de lo que ha pasado en los
últimos 24 años sea de los sindicatos, ni mucho menos, pero sí de la
puntilla final que ha llevado al cierre. Mientras ellos brindaban con
champán en las puertas de RTVV por la anulación, en ese mismo instante
se certificaba el fin del trabajo de sus compañeros de dentro.
¿Entonces
de quién es la culpa? Primero habrá que ver quién o qué se hizo mal en
el ERE, que al prosperar el recurso ha acabado con la nueva ‘Nou’. Y
segundo, hay que hacer una profunda reflexión y una catarsis de lo que
ha ocurrido en estos 24 años. En el PP, en otras formaciones y en la
sociedad en general. Debemos aprender de esto como sociedad para
evitarlo en un futuro. Yo, como miembro del PP, no quiero que mi partido
lo esquive, quiero que reflexione, que aprenda de lo ocurrido, y si hay
que tomar alguna medida contra alguien que ha llevado a RTVV a esta
situación, que se tome. Como bien dijo el vicepresidente José Císcar,
hace años no nos planteábamos el sobredimensionamiento de RTVV o que se
pagaran cosas como los derechos del fútbol. Lo veíamos normal. No el PP,
sino toda la sociedad. Ahora las circunstancias han cambiado, y lo que
debemos hacer es aprender todos.
Lo que no debemos tolerar
es lecciones de la izquierda de la Comunitat Valenciana, del PSPV, EU y
Compromís, el #tripartitoruina o lo que sean, que en el caso de RTVV,
como no iba a ser menos, están demostrando una #DobleMoral superlativa.
Esa izquierda que ha vilipendiado hasta límites insospechados a RTVV
ahora parece que sean sus seguidores número 1. Esa izquierda que ha
pedido en reiteradas ocasiones su cierre, que pitaba a los trabajadores
de Canal 9 cuando iban a sus actos (sí, tanto que dicen que respetan a
los trabajadores) ahora se rasga las vestiduras. Ahí tenemos al propio
Ximo Puig que hace un año dijo que “nadie lloraría si muriese Canal 9” (http://www.abc.es/local-comunidad-valenciana/20131106/abci-pspv-reabrir-rtvv-201311061125.html) o a su diputado Vicent Sarrià que pidió en Cortes “un ERE o lo que haga falta” (http://www.lasprovincias.es/valencia/20091118/politica/pspv-propone-haga-falta-20091118.html)
y que luego con toda la desvergüenza se opusieron al ERE necesario para
salvar RTVV. Ese mismo PSPV que en época de Jorge Alarte con su ‘matón
de prensa’ Josep Moreno pedía una y otra vez acabar con Canal 9 (e
incluso este último amenazaba a medios privados), escenificado en la
visita del otrora todopoderoso José Blanco exigiendo el cierre de RTVV (http://www.elmundo.es/elmundo/2011/01/23/valencia/1295788855.html),
ese mismo es el que ahora promete reabrir la empresa (¿¿??). Esa misma
izquierda que se opuso al ERE (cómo se podía salvar Canal 9 sin ERE, que
lo expliquen) y que ahora brama y agita contra el cierre, pidiendo que
si hace falta desviemos partidas de los Presupuestos (Morera dixit) y
sigamos con el chorro de millones, es la que también critica y brama si
se ajustan otras partidas ¿Pueden explicar como podemos gastar en RTVV
con el dinero tan limitado? ¿De donde sacamos 100 millones? ¿Están
dispuestos a recortarlos de otro sitio? ¿A que no? Pues menos fariseísmo
y #DobleMoral. Un apunte curioso, otros que se han sumado a la
#DobleMoral por Canal 9 son UPyD, los inmaculados, que han lamentado vía
comunicado la pérdida de la tele pública cuando su líder Rosa Díez
defiende sin ambages su extinción (http://www.elconfidencial.com/espana/2011/10/11/rosa-diez-que-se-cierren-ya-todas-las-televisiones-autonomicas-85689) o el propio Toni Cantó tenía ‘soluciones’ para acabar con RTVV (http://www.lasprovincias.es/v/20120113/politica/toni-canto-cobro-euros-20120113.html).
Muy
surrealista me está pareciendo la reacción de algunos periodistas (no
todos) de RTVV. Entiendo su cabreo y respeto su derecho a la pataleta en
estos momentos. Pero una cosa es eso y otra es ver como en 24 horas
algunos se han puesto a denunciar irregularidades, conductas reprobables
y falta total de ética en el medio, así como a lanzar todo tipo de
improperios contra el PP o Fabra. Si todo eso que están denunciando
ahora es cierto ¿Por qué no lo hicieron antes si tan grave era? Hay
casos de estudio médico de cambio brutal de personalidad: periodistas
que han pasado de loar a RTVV a despotricar de la empresa y de Fabra en
cuestión de minutos.
¿Y que hacemos en el futuro? Hay que
partir de que el panorama televisivo ha cambiado mucho en los últimos
años. Cuando se creó TVE sólo había una sola televisión, y su servicio
público era fundamental. Lo mismo cuando se creó RTVV, la primera que
nos acercaba nuestra realidad territorial, nuestra cultura o que hablaba
en valenciano. Su labor ha sido fundamental. 24 años después las
televisiones autonómicas son el corralito del Gobierno de turno, véase
Canal Sur, Telemadrid o TV3, por poner tres ejemplos muy diversos, y su
función pública, con multitud de televisiones también de ámbito
regional, local o nacional en el espectro, está bastante cubierta.
Gastar por tanto en televisión, e incluso presumir de aumentar su
presupuesto como han hecho Andalucía o Cataluña, no deja de ser una
burla al ciudadano que ve como a él le tienen que ajustar y cuando hay
otras prioridades mucho más urgentes. Las televisiones públicas deben,
primero, racionalizarse (¿es necesario tener 3 canales cuando con uno
sobra?) y luego darles una salida y externalizar contenidos o
privatizarlas. Un Gobierno debe priorizar sus gastos.
¿Y en
la Comunitat Valenciana? Hacer de la necesidad, virtud. Una vez muerta
RTVV, no quedarse con el drama. Ahora se puede abrir un gran abanico de
posibilidades. Desde fundar en un futuro una nueva televisión pública a
coste cero o mínimo, como nuevas iniciativas privadas que cubran ese
espacio que deja Canal 9. Muchos se preguntan que dónde verán la ofrenda
o la ‘taula esportiva’. Pues es la hora de la iniciativa de ese sector
audiovisual que muchos ya consideran difunto con el cierre de RTVV pero
que puede tener ahí una posibilidad. Además, funcionan ya televisiones
de ámbito regional de carácter privado (TV del Mediterráneo, Levante
TV…) que ya ofrecen esos contenidos y que pueden crecer y mejorar ahora.
Como he dicho, no es lo mismo la realidad de hace 24 años que la de
ahora, y los principios por los que nació Canal 9 pueden ser cubiertos
ahora por otras televisiones. No se cercena el derecho a la información
(ni la Constitución, como ha llegado a decir EU, ellos que tanto quieren
aniquilarla y ahora se acogen a ella) porque vivimos en mundo
mediáticamente a años luz del que dejamos en 1988. El tiempo nos dará
respuestas a todo.
Enrique Martínez
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