Meriendas

Opinión ciudadana

Hace ya bastantes años, cuando los niños -los niños de la posguerra- terminaban las clases a las cinco de la tarde, nada más salir de la Escuela corrían a casa a dejar la cartera con  libros y cuadernos para ir a jugar. Pero con la ineludible condición de tomar la merienda que les daban sus madres y que, muy a menudo, consistía en pan con chocolate. Todavía estaba por llegar la Canción del Negrito con el Cola Cao y se escuchaba hablar ya del Seat 600...

Sí.  El valor proteico de aquellas meriendas mejoró mucho cuando comenzaron a dar pedazos de queso americano a la hora de salir de clase, por la tarde, con la única condición previa de cantar el Cara al Sol...

Pasaron los años y llegó un alcalde iluminado que tuvo la feliz ocurrencia de celebrar algunas reuniones con grupos de vecinos previamente “seleccionados” a quienes, con la entrañable apostilla de “merienda con tu alcalde”, invitaba algunas tardes a charlar, supuestamente, de aspectos relacionados con la gestión del Ayuntamiento. Solía ofrecer aquel alcalde magdalenas, coca maría, mistela, chocolate...para crear  un marco edulcorado propicio a los sueños… de grandeza. Era la época en que al Ayuntamiento entraba el dinero a espuertas: licencias de obras, plus valías, subvenciones...que hacían al alcalde soñar, proyectar y GASTAR. Eran años en los que los alcaldes, desoyendo a agoreros lunáticos que anticipaban la debacle, se dedicaban a gastar y a despilfarrar aquello de lo que disponían  junto con lo que suponían que iban a recaudar en el futuro.

Ha pasado tiempo. Aunque no mucho. Y es verdad que algunos recuerdan con nostalgia aquellas meriendas. Las del alcalde. Nostalgia que  mueve a invocar vehementemente  al  actual 1er. edil (el otro gravita en las alturas de otra galaxia política) la reedición de aquellas reuniones clásicas de media tarde, desde el convencimiento de que resultarían gratificantes y enriquecedoras para la ciudadanía en general. Incluso se podría invitar a alguna de ellas al anterior alcalde, verdadero artífice de tal benefactora ocurrencia, porque una mirada retrospectiva siempre viene bien.

Y así, podría celebrarse una merienda en los jardines del fastuoso auditorio para contemplar desde fuera algo más que la magnitud de la obra y la superficie de suelo que ha consumido. Tras ser engullida por los asistentes la primera magdalena con el segundo sorbo de chocolate, el alcalde podría -debería- explicar unas breves cuestiones de aritmética simple: tenía que costarnos 5,6 millones de euros pero algunos retoques ¿imprevistos? han elevado el coste a 12mill€. Total: una minucia. Un “pequeño desfase” de MIL MILLONES de Ptas. Que es el equivalente al coste de un Colegio y un Centro de Salud. Y el Ayuntamiento, que no tenía apenas deudas, ha pasado a tener un endeudamiento superior al límite máximo que permite la ley. Además de subir el IBI el 30%.

Y también explicaría, eso sí, la programación: muy buena. Con el pequeño inconveniente de que para sacar 200.000€/año en taquilla, hay que gastar 400.000€. No está mal, diría. “La cultura no es negocio”  y todos tan contentos saboreando su pedazo de coca maría.

Podría celebrar otra merienda “mirando al mar”, cerca -aunque no demasiado- de la EDAR de Moraira, esa depuradora con disfunciones donde más de la mitad de las aguas residuales que entran, salen exactamente igual y se vierten sin complejos frente a la playa de l’Ampolla. Puede que a algún asistente le pareciera algo kafkiano tal ubicación. Incluso es posible que algún otro (Ciudadano de Moraira, en este caso), tras atragantársele el sorbo de chocolate mientras contemplaba el vuelo rasante de dos cormoranes en dirección a la playa,  sugiriera que mejor allí el auditorio y la depuradora en otro sitio….

El alcalde explicaría, por supuesto, cómo es posible que esté “eso” allí. Y cómo es posible que tras varias legislaturas prometiendo la inversión de 7mill€ para completar su ineludible finalización, el problema sigue igual. Probablemente el alcalde, aconsejado por sus asesores, diría que el ciclo hídrico es una prioridad para su gobierno. Y el alcalde anterior, que también habría asistido a tan entrañable reunión vespertina que un día no lejano descubriera cual revelación sobrenatural,, con la misma mano que sostendría la magdalena todavía sin empezar, con gestos grandilocuentes explicaría de forma muy didáctica a sus queridos conciudadanos que el agua, simplemente….. moja  Podría el alcalde que, seguramente, todavía no habría probado  el chocolate,  revelar  que la inmensa mayoría de chalets -miles- del diseminado vierten sus aguas a fosas sépticas individuales vulnerando la normativa europea a la vez que contaminan el subsuelo de forma irreversible. Esto, naturalmente, lo diría de carrerilla, como si tal cosa, para que los asistentes continuaran devorando las magdalenas sin atragantarse mientras en un imaginario ejercicio de autosugestión y concentración mental, compatible con el agua sin gas que también se serviría en la merienda....visualizaban, como si de un espejismo se tratara, la Rotonda del Molinet...

También podría ¿por qué no? celebrar este alcalde otra merienda en el solar en el que prometieron hasta la saciedad la construcción del 3er. Colegio de infantil y primaria. Siempre podría decirles a los asistentes que se trató de una promesa en diferido o que lo que prometen en campaña electoral es todo verdad salvo alguna cosa que es mentira (o al revés). Pero podría salir del paso con cualquier extravagancia retórica de las que tanto embellecen la semántica de tan hipercalórico discurso….

Decididamente, sobran los motivos. Debería contemplar el actual munícipe la posibilidad de desarrollar una nueva edición de “merienda con tu alcalde” aunque solo fuera para alimentar esa pueril ingenuidad que hace parecer niños a algunos adultos.



Juan García.
Ciudadano de Teulada Moraira