Desnudos en la red
A CONTRACORRIENTE
Hay quienes sí aparecen literalmente desnudos
en las redes sociales, como la ex concejala Olvido Hormigos, aunque ella
haya sabido sacarle el jugo al vídeo erótico colgado por un presunto
novio.
Sin necesidad de ponerse en cueros, pero sí con explícitos
mensajes sexuales a jovencitas, hemos visto estos días al reincidente
político norteamericano Anthony Weiner, quien en su hipócrita cinismo ha
hecho aparecer en público a su esposa para que diga lo mucho que le
quiere.
Y es muchos usuarios de las redes sociales se retratan
descarnadamente en ellas, quedando en evidencia sus ideas, prejuicios y
rencores. Es lo que le ha pasado al segundo de la Marca España, Juan
Carlos Gafo, con su famoso twitter sobre los “catalanes de mierda”, el
cual, lógicamente, le ha costado el cargo.
La imprudencia y
frivolidad con la que muchos personajes famosos manejan estas
herramientas cibernéticas testimonia su ignorancia y su incultura, no
sólo en el caso de los políticos, por supuesto, sino de cantantes,
deportistas o actores, como los norteamericanos Ashton Kutcher o Woody
Harrelson.
Cuando, además, se tiene la doble condición de
político y de actor, como nuestro Toni Cantó, la gente debería andarse
con más cuidado, si cabe, para no manejar estadísticas falsas, hacer
comentarios impropios o matar a celebridades que ya murieron hace cinco
años. Claro que peor que el del diputado de UPyD es el caso del ex
secretario de la OTAN, Javier Solana, quien dio por muerto a Ariel
Sharon cuando aún sigue en coma.
Estos ejemplos del riesgo de la
red para sus inconscientes usuarios vienen a cuento de la horrible
tragedia ferroviaria de Santiago de Compostela. Enterarnos de que el
conductor del tren, Francisco José Garzón, presumía hace poco más de un
año en Facebook de “ir al límite”, junto a una imagen explícita del
velocímetro que lo atestiguaba, pone los pelos de punta.
Uno no
sabe a qué vienen tantos alardes auto inculpatorios en las redes
sociales. Sólo cabe imaginar que una inconsciente sensación de
impunidad, mezclada con la vanidad y la estupidez propias del género
humano, son las responsables de tanto disparate.
A CONTRACORRIENTE
Hay quienes sí aparecen literalmente desnudos
en las redes sociales, como la ex concejala Olvido Hormigos, aunque ella
haya sabido sacarle el jugo al vídeo erótico colgado por un presunto
novio.
Sin necesidad de ponerse en cueros, pero sí con explícitos
mensajes sexuales a jovencitas, hemos visto estos días al reincidente
político norteamericano Anthony Weiner, quien en su hipócrita cinismo ha
hecho aparecer en público a su esposa para que diga lo mucho que le
quiere.
Y es muchos usuarios de las redes sociales se retratan
descarnadamente en ellas, quedando en evidencia sus ideas, prejuicios y
rencores. Es lo que le ha pasado al segundo de la Marca España, Juan
Carlos Gafo, con su famoso twitter sobre los “catalanes de mierda”, el
cual, lógicamente, le ha costado el cargo.
La imprudencia y
frivolidad con la que muchos personajes famosos manejan estas
herramientas cibernéticas testimonia su ignorancia y su incultura, no
sólo en el caso de los políticos, por supuesto, sino de cantantes,
deportistas o actores, como los norteamericanos Ashton Kutcher o Woody
Harrelson.
Cuando, además, se tiene la doble condición de
político y de actor, como nuestro Toni Cantó, la gente debería andarse
con más cuidado, si cabe, para no manejar estadísticas falsas, hacer
comentarios impropios o matar a celebridades que ya murieron hace cinco
años. Claro que peor que el del diputado de UPyD es el caso del ex
secretario de la OTAN, Javier Solana, quien dio por muerto a Ariel
Sharon cuando aún sigue en coma.
Estos ejemplos del riesgo de la
red para sus inconscientes usuarios vienen a cuento de la horrible
tragedia ferroviaria de Santiago de Compostela. Enterarnos de que el
conductor del tren, Francisco José Garzón, presumía hace poco más de un
año en Facebook de “ir al límite”, junto a una imagen explícita del
velocímetro que lo atestiguaba, pone los pelos de punta.
Uno no
sabe a qué vienen tantos alardes auto inculpatorios en las redes
sociales. Sólo cabe imaginar que una inconsciente sensación de
impunidad, mezclada con la vanidad y la estupidez propias del género
humano, son las responsables de tanto disparate.

























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.86