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Vicente Bolufer
Jueves, 20 de Septiembre de 2012 Tiempo de lectura:
Víctor Gomis

Un hippie del Siglo XXI

[Img #11444]El titulo de este escrito no es un casual. Forma parte del sentimiento que  Víctor Gomis, 46 años recién cumplidos este agosto, tiene para consigo mismo.

 

Si sorprendente es su filosofía de vida, en la que su estilo de vestir, de actuar o simplemente de vivir, difiere del ciudadano común, más sorprendente si cabe aún es el escucharlo.  Su familia veraneaba en Moraira desde el año 1971. Hoy observar a  Victor caminando en cualquier lugar del municipio es una estampa habitual.

 

Una noche de verano la fortuna quiso que pudiésemos entablar una conversación con este personaje, que a la par de entrañable, podemos afirmar que es muy querido por la gente.

 

Una charla sorprendente que estamos seguros no dejará indiferente a nuestros lectores en la que Victor nos aseguraba que le gustaba comunicarse con la gente y tratar con todos "los que realmente merezcan la pena tratar".  Y es que  sus palabras no dejan margen a las dudas: "Gente que sea nociva para mi, para mi espiritualidad y mi calma, a mi lado no me interesa tenerla. No los desprecio ni les deseo el mal, simplemente soy reservado y si veo que una persona es atenta, cordial y me trata bien, siempre será bien avenida".

 

Pero es cierto que Victor por su forma de vestir tan peculiar - recordemos que suele ir siempre con un pareo como única prenda de vestir al que acompaña de alguna camiseta de vez en cuando y eso sí, una chaqueta en el duro invierno -, es y será blanco de las críticas por aquellos que ven en su "modus vivendi" algo poco sociable o fuera de lugar en una sociedad con unos cánones establecidos en la que nos ha tocado vivir.

 

"Por desgracia  he recibido muchos feos por parte de algunas  personas. Esto  me ha creado un carácter arisco, hostil e incluso en ocasiones agresivo, no de manera física, sino en cuanto a agresión verbal o malos modos, porque desgraciadamente me ha tocado tropezar con todo tipo de gente". Al menos Moraira ha sido un "refugio" para él, pues ya son muchos los años que ha convivido en esta zona y aseguraba que el 99 % de la gente respetaba su forma de vida y nadie o casi nadie se metía con su persona o le faltaba de algún modo al respeto.

 

"Aquí estoy tranquilo y feliz, aunque también sufro por el aislamiento, que también es cierto que está provocado por el modo de vida que llevo" aseguraba Victor.  Añadía que por su aspecto era continuamente juzgado por la gente y el mundo capitalista o de consumo en el que vivimos. "Tanto tienes...tanto vales" así de claro era su manfiesto al respecto.

 

Pero también es cierto que nuestro personaje no está solo, ya que  en su trato ocasional con la gente, aseguraba que muchas de estas personas le aportaban "mucha energía vital y mucha fuerza espiritual y son estas, quienes me ayudan a salir adelante".

 

Energía vital, una palabra que surgió en muchas ocasiones y por la que le preguntamos que nos definiera un poco más acerca de esto. "Es muy básico no hace falta entrar en términos esotéricos, simplemente la energía vital es algo que llevamos todas las personas en nuestro interior. Hay gente que la exterioriza de una forma o de otra. Eso sí, yo no creo en las religiones, ni en la política. Me consideró agnóstico y tan solo creo en las personas".

 

Se antoja curioso estar charlando con Víctor, siendo sabedor de que la forma de vida es algo que ha elegido él y nadie más que él, ya que proviene de una familia acomodada  pero sus palabras aclaran este hecho: "No todo está en el dinero, hay cosas mucho más importantes".

 

Educado en un entorno familiar normal -salvo el hecho de que el divorcio de sus padres le marcó según nos relataba-, sus progenitores  no le inculcaron ser "hippie". Al contrario su padre quiso que estudiara una carrera y que fuera  una persona integrada en la sociedad, pero Victor no lo aceptó. "Las personas ya nacemos con un destino...yo ya lo llevaba dentro, yo quería vivir de este modo y así lo decidí".

 

"Yo tenía una forma de ser muy diferente, siempre he sido un chico que he estado  viviendo de algún modo mi mundo idílico". Quizá esta frase sea el mejor resumen de la vida de Víctor Gomis.

 

Pero sepamos más de él, pues este modo de vida tiene una fecha concreta de comienzo, y esto ocurre justo un año después del servicio militar -en el año 1988-.

 

"El modo de vida hippie me fascino, me encanto, me subyugo,  me hechizó  y eso fue lo que decidí ser...Comencé a vestir de una forma más modernista,  más extravagante. La gente me decía que yo lo hacía por ir en contra y ni mucho menos. Era tan solo que me encontraba a gusto con unos pantalones a rayas de colores. Finalmente mi padre y mi familia acabaron admitiendo esta forma de entender la vida...El pareo llega a mi vida en el 2002" De este modo nos narraba Víctor su entrada de lleno a la cultura hippie. "En ese momento lo llevaba solo de forma ocasional, en la piscina, en la playa, en el camping, hasta que comencé a llevarlo de forma asidua en mayo del 2005...y me costó, ya que me daba vergüenza al principio porque la gente se te quedaba mirando y fue una situación incómoda. Yo ya desde pequeño quería llevar falda y les decía a mis padres que quería ser niña. Esto me costó  las visitas al psicologo en el año 1974".

 

Esto no quiere decir que Victor se decante sexualmente como una mujer, es más a este respecto manifestaba lo siguiente: " Estoy contento de ser chico, me gustan las chicas no soy bisexual  ni homosexual, pero me gusta sentirme afeminado. Para esto me depilo, me gusta llevar el pareo, me gusta considerarme un chico fino y no me gusta sentirme varonil. A mí me gusta amar a la gente, tratar a las personas, darles todo el cariño y afecto que les pueda dar...a  las que de verdad merezcan la pena"

 

De este modo finalizaba  una interesante charla con Víctor Gomis, quien ha sabido adaptarse a las circunstancias para llevar este modo de vida que el mismo define como hippie. No tiene casa física, pero no le ha faltado un techo donde dormir, no tiene entradas económicas, pero esto no ha sido obstáculo para tener la comida diaria para su subsistencia. Podríamos casi hasta afirmar que él no tiene nada pero lo tiene todo.

 

Se despedía de nosotros afirmando que no echa de menos nada  y que todo la anteriormente vivido forma parte del pasado y que de una forma u otra se tendría  que vivir el presente buscando lo mejor o lo más positivo teniendo una mentalidad distendida, abierta y jovial, para vivir de forma alegre. Sin duda tan solo una cuestión de enfoque.

 

 

Para terminar tan solo dejar a nuestros lectores un breve extracto del texto sobre la obra de Erasmo de Rotterdam titulado, Elogio de la locura: Con su ironía, Erasmo describe el mundo en el que vive, un mundo fruto de la necedad. Doña Insensatez hace en el censo de su progenie: violencias, falsas alegrías, supersticiones, aburridas disputas de teólogos… La sabiduría acaba resultando aburrida, cargante. Así, visto a través de los ojos de Estulticia, el tonto es el sabio, que no sabe disfrutar de los placeres de la vida. Cervantes repite esta pareja en Don Quijote y Sancho. Sin embargo, observada desde la sabiduría, Doña Insensatez y su progenie aparecen como falsas y engreídas. Todo depende del enfoque con el que se mire. Cuando todo el mundo está loco, estar cuerdo es una locura.

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