Mis reflexiones
¿Autenticidad o perfección?
La vida no tiene absolutamente nada que ver con la perfección. No
son ni viejas amigas, ni conocidas, nunca compartieron piso; Tampoco
fueron vecinas... Más allá de todo esto, sí me atrevería a decir que
fueron algo. Si la perfección y la vida algún día tuvieron un
acercamiento, estoy casi segura de que fueron enemiga hasta el límite.
Porque, pensando y repensando todo aquello penable acerca de este
asunto... ¿Qué es la perfección? ![[Img #7846]](upload/img/periodico/img_7846.jpg)
Ser alguien perfecto
significa ser alguien de quien todos tengan la idea común de que sí lo
es. Pues, si una sola persona en el mundo no creyese que lo fueras,
entonces ¡Oh, no! Inmediatamente dejarías de serlo. Todo el
esfuerzo no hubiese servido de nada, cero, nulo. Para que todos lo
creyesen necesitaríamos ser bien vistos a los ojos de todos: Complacer
deseos ajenos, llenar vacíos emocionales, no permitirnos la posibilidad
de cometer un error que pueda decepcionar a nadie, superar expectativas y
aspiraciones que el resto tienen puestas en nuestras vidas. Y un tan largo etc.
¿Es acaso esto, mínimamente
posible? Además, suele ocurrir con cierta frecuencia que, aquella
persona tan tremendamente preocupada por conseguir llevar a cabo todas
las funciones que conlleva cuadrar con el perfil idea del ser perfecto
es más rehuída, criticada, castigada, culpada, hecha responsable de... ¿Responsable de?
Responsable de todo aquello que ha hecho, intentó hacer, soñó lograr y
que jamás consiguió que el resto coincidiese en que era, ni por una vez,
lo correcto, lo "perfecto".
Así pues, ¿Es autenticidad la palabra que buscamos y no perfección?
Me parece graciosa esta situación, sonrío al descubrir la sencillez de
un hecho tan invisible ante los ojos de la mayoría de seres humanos.
La
gente confunde dos términos en su particular camino hasta la felicidad.
Lo gracioso no es esto. Lo realmente gracioso está en que estos
términos son radicalmente opuestos. Mientras la perfección conllevaba todas las características mencionadas anteriormente, la autenticidad nos habla no de contentar a todos sino hacer feliz de satisfacer a quienes nos importan, a aquellos a quienes les importamos. ¿Cómo?
Ahora viene la respuesta: Autenticidad es seguir tus pensamientos e
ideales para poder compartirlos con la gente que te rodea, contagiarles
de todo lo que conforma tu mundo, mostrarles y hacerles partícipes de
todo eso que te hace un ser único, una persona tan tan y repito, TAN, especial. ¿Aún alguien duda si es esta la manera de llenar todo vacío de vida ajena? Yo no, nítidamente no.
Dar el máximo que podemos dar de nosotros mismos. Esa es la única expectativa que deberíamos tener. Adiós exigencias absurdas. Hola fuerza, hola poder.
Y, de este modo, y solamente de esta manera, podremos llegar a tocar el
corazón de la gente que se cruza en nuestra vida, lograr la felicidad,
la plenitud.
Tocar el corazón de esa gente que jamás te
mirará con ojos de decepción, personas que jamás se irán de tu lado ni
mirarán en otra dirección cuando sientas que no hay nadie, cuando
sientas la soledad. ¿Y sabes cuál es el por qué fundamental? Porque esas personas de las que te hablo... Jamás querrán irse a otro lado, ni en otra dirección que no sea la tuya.
La vida no tiene absolutamente nada que ver con la perfección. No
son ni viejas amigas, ni conocidas, nunca compartieron piso; Tampoco
fueron vecinas... Más allá de todo esto, sí me atrevería a decir que
fueron algo. Si la perfección y la vida algún día tuvieron un
acercamiento, estoy casi segura de que fueron enemiga hasta el límite.
Porque, pensando y repensando todo aquello penable acerca de este
asunto... ¿Qué es la perfección? ![[Img #7846]](upload/img/periodico/img_7846.jpg)
Ser alguien perfecto
significa ser alguien de quien todos tengan la idea común de que sí lo
es. Pues, si una sola persona en el mundo no creyese que lo fueras,
entonces ¡Oh, no! Inmediatamente dejarías de serlo. Todo el
esfuerzo no hubiese servido de nada, cero, nulo. Para que todos lo
creyesen necesitaríamos ser bien vistos a los ojos de todos: Complacer
deseos ajenos, llenar vacíos emocionales, no permitirnos la posibilidad
de cometer un error que pueda decepcionar a nadie, superar expectativas y
aspiraciones que el resto tienen puestas en nuestras vidas. Y un tan largo etc.
¿Es acaso esto, mínimamente
posible? Además, suele ocurrir con cierta frecuencia que, aquella
persona tan tremendamente preocupada por conseguir llevar a cabo todas
las funciones que conlleva cuadrar con el perfil idea del ser perfecto
es más rehuída, criticada, castigada, culpada, hecha responsable de... ¿Responsable de?
Responsable de todo aquello que ha hecho, intentó hacer, soñó lograr y
que jamás consiguió que el resto coincidiese en que era, ni por una vez,
lo correcto, lo "perfecto".
Así pues, ¿Es autenticidad la palabra que buscamos y no perfección?
Me parece graciosa esta situación, sonrío al descubrir la sencillez de
un hecho tan invisible ante los ojos de la mayoría de seres humanos.
La
gente confunde dos términos en su particular camino hasta la felicidad.
Lo gracioso no es esto. Lo realmente gracioso está en que estos
términos son radicalmente opuestos. Mientras la perfección conllevaba todas las características mencionadas anteriormente, la autenticidad nos habla no de contentar a todos sino hacer feliz de satisfacer a quienes nos importan, a aquellos a quienes les importamos. ¿Cómo?
Ahora viene la respuesta: Autenticidad es seguir tus pensamientos e
ideales para poder compartirlos con la gente que te rodea, contagiarles
de todo lo que conforma tu mundo, mostrarles y hacerles partícipes de
todo eso que te hace un ser único, una persona tan tan y repito, TAN, especial. ¿Aún alguien duda si es esta la manera de llenar todo vacío de vida ajena? Yo no, nítidamente no.
Dar el máximo que podemos dar de nosotros mismos. Esa es la única expectativa que deberíamos tener. Adiós exigencias absurdas. Hola fuerza, hola poder.
Y, de este modo, y solamente de esta manera, podremos llegar a tocar el
corazón de la gente que se cruza en nuestra vida, lograr la felicidad,
la plenitud.
Tocar el corazón de esa gente que jamás te
mirará con ojos de decepción, personas que jamás se irán de tu lado ni
mirarán en otra dirección cuando sientas que no hay nadie, cuando
sientas la soledad. ¿Y sabes cuál es el por qué fundamental? Porque esas personas de las que te hablo... Jamás querrán irse a otro lado, ni en otra dirección que no sea la tuya.

























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